Bigas Luna rueda en Italia su primer filme romántico, alejado de su estilo habitual
Aitana Sanchez-Gijon y Olivier Martínez interpretan "La camarera del Titanic"
Bigas Luna tiende a la normalidad, aunque se haya esculpido en la coronilla unas aspas que formarían una estrella si no fuera por la calvicie. La camarera del Titanic, la película que está rodando en Italia, es una historia muy romántica, ambientada a comienzos de este siglo y basada en una novela de un respetable premio Goncourt llamado Didier Decoin, que ofrece poco margen para que Bigas despliegue las exageraciones sexuales y costumbristas que sitúan su estilo habitual en el límite de lo grotesco. "Es muy diferente del resto de mi filmografía", reconoce.
¿Se trata de una retirada, tras las críticas feroces que mereció Bámbola, la película que presentó en el Festival de Venecia del año pasado? "El rodaje de La camarera fue decidido antes y, por tanto, es imposible que sea una reacción a aquello", afirma el cineasta, que enmarca el filme actual en el contexto de una trilogía que realiza "de encargo". "Las tres películas", explica, "llevan títulos de mujer, y siguen un hilo sobre el que se sitúan: la obsesión en Bámbola, el deseo en La camarera y la pasión en la tercera, que será la Carmen de Mérimée. Pero, en realidad, tienen poco en común".La camarera del Titanic sigue un guión escrito por el propio Bigas a espaldas del autor de la novela original -"tomé desde el principio la opción de no conocerle", dice el director de Bilbao y Las edades de Lulú, entre otros títulos-, y se encuentra aproximadamente en la mitad de las 10 semanas previstas de rodaje. Su presupuesto es de 1.200 millones de pesetas, recogidos en España, Francia e Italia. El vestuario es de Franca Squarciapino y la música, de Alberto Iglesias.
Un reparto con fuerza
El reparto es de jóvenes que avanzan con fuerza en el múndo del cine. Aitana Sánchez-Gijón es Marie, la camarera, "una heroína romántica, absoluta y radicalmente poética, que en parte es real, en parte soñada y, en otra parte, no se sabe si lo uno o lo otro", dice la actriz. Sánchez-Gijón reconoce que Bigas Luna "puede ser también excesivo en el amor, en el romanticismo", y define así el riesgo de esta película: "A veces es difícil distinguir dónde termina la poesía y dónde empieza lo naïf o lo cursi".
Olivier Martínez -el protagonista de El húsar sobre el tejado, que dice que, del director español le han gustado Jamón, jamón y Huevos de oro-, da vida a Horty, un obrero francés que gana una carrera con sacos de carbón de 28 kilos y el premio de ir a Southampton a presenciar la primera salida del Titanic. Su vida no volverá a ser la misma desde que encuentra fugazmente a Marie, lo más parecido al lujo que jamás ha conocido.
"Es la historia de un hombre que se inventa una mujer ideal, y me fascina porque siempre he tenido en la cabeza el juego de la realidad y la imaginación, sobre todo en el amor", dice Bigas Luna en los bellos salones del hotel Plaza de Roma, que representarán en la película al interior del fastuoso crucero. Pero el motivo por el que ha elegido Italia para este rodaje es que "sólo en Trieste hemos encontrado un puerto que recuerde al de Southampton de comienzos de siglo". Ahí comienza el drama que Bigas se detiene a contar con intensidad y detalle.
"Marie pide a Horty que la aloje en el Gran Hotel de Southampton por una noche. Vemos que él duerme en el sofá, ella en la cama y que, cuando Horty se despierta, ella se ha ido. Eso es todo. Pero cuando Horty vuelve a su pueblo y oye que su mujer (la actriz francesa Romane Bohringer) coquetea con el dueño de la fábrica que le dio el premio, va al bar, se emborracha y empieza a contar un extraordinario amor con la camarera del Titanic".
Alguien pregunta si el Titanic es un símbolo. "Es un barco que se hunde, y yo creo que este siglo se hunde, porque todo ha sido equivocado. Por ejemplo, la televisión. Dejé de verla el pasado 20 de enero y me está costando más que dejar el tabaco", responde el director de cine.
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