"He procurado ser amigo de mis amigos", dice Lain Entralgo
A los acordes del Himno a la alegría de la novena sinfonía de Beethoven y entre una ovación cerrada de un público muy numeroso llegó ayer Pedro Laín Entralgo a otro de los homenajes que se le tributan desde marzo y hasta el próximo mes de mayo. El de ayer, celebrado en el Círculo de Lectores de Madrid, se titulaba Laín y la amistad y contó con la presencia de varios buenos amigos del científico y pensador. Hablaron Emilio Lledó, Rafael Lapesa y Diego Gracia, moderó Antonio Largo Carballo, y entre el público estaban también Fernando Lázaro Carreter, José Ortega Spottorno y Antonio Buero Vallejo.Como prometió en el arranque de estos homenajes que le abruman, Laín se sentó entre el público y sólo habló antes y después. "He procurado tener muchos amigos y ser amigo de mis amigos. La amistad es un sentimiento difícil porque requiere cuatro cosas: benevolencia, benedicencia, beneficencia y benefidencia. Esta última, que es una palabrita que inventé yo, quiere decir confidencia con el otro, implica ser capaces de llegar a nuestro nervio más íntimo para comunicárselo a los demás".
Durante la mesa redonda quedó de manifiesto la entrega teórica y práctica que Laín ha profesado a la amistad. Lo subrayó primero Diego Gracia al llamarle el clásico de la amistad del siglo XX: "No sólo me enseñó a pensar la amistad sino a vivirla". Habló luego Emilio Lledó que propuso un diálogo con el libro Sobre la amistad que para el filósofo es el centro de su ideología intelectual. "La palabra necesita dialogarse, vivirse, interpretarse en los otros y en la memoria de los otros. Somos necesariamente en el otro y cuanta más memoria guardan los demás de nosotros más somos", afirmó.
Rafael Lapesa, que presumió de ser más viejo que Laín -"le llevo siete días"-, definió su relación como "admirativa" por su parte y "generosa" por la de Laín. "Yo fui siempre el elogiado y él me inyectó confianza y estímulo".
Finalmente, Laín puso un punto de ironía: "Lo que acabo de oír me ha sumido en una perplejidad grande. Los que han hablado son servidores de la verdad y si lo son, ¿cómo han podido decir todo esto que han dicho?".
Babelia
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