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Farmacología barata que a la larga cuesta cara

El paciente alérgico suele atiborrarse de fármacos para combatir puntualmente los síntomas de su enfermedad, llegando a reunir un arsenal de antihistamínicos, colirios, gotas nasales e inhaladores en su domicilio. Mas el alivio momentáneo que le aportan dichos medicamentos no evita la reaparición de las molestias, cuya raíz seguirá sin ser atacada.Curar es, en última instancia, el cometido de las vacunas; no obstante, esta opción terapéutica dista de ser seguida por la mayoría, paralizada aún por el escepticismo. ¿A qué se debe la reticencia? "Existe una campaña de descrédito contra a inmunoterapia con el fin de promover el consumo de fármacos síntomáticos", asegura Antonio Nieto, alergólogo de la unidad infantil del hospital La Fe, en Valencia, y autor de un estudio sobre costes comparados del tratamiento sintomático y la inmunización.

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"Con las vacunas, en el largo plazo el enfermo dejará de necesitar fármacos, y eso entraña un ahorro notable en términos de gastos sanitarios", sostiene.

Se estima que los costes derivados de las patologías alérgicas representan el 2% de los costes totales, directos e indirectos, del gasto sanitario en España. En el Reino Unido, donde apenas se utilizan este tipo de vacunas, el gasto en fármacos antialérgicos per cápita triplica el de España, en donde la inmunoterapia tiene mayor implantación.

La relación es similar en otros países europeos estudiados. A mayor uso de vacunas, menor es el recurso de médicos y pacientes a medicamentos dirigidos exclusivamente a aliviar los síntomas.

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