Aznar y el asilo

La flexibilidad es un recurso necesario e inteligente en la acción de gobierno. Sólo los imprudentes se agarran a la intransigencia. Si el Gobierno español es dúctil ahora y, ante la postura de algunos socios europeos, admite ciertos supuestos en la concesión de asilo político a ciudadanos de la UE en los propios países comunitarios, demuestra que los negociadores en Bruselas están aconsejados por la racionalidad y el buen sentido. Es lo que han publicado algunos diarios. ( ... ) Pero Aznar ha respondido con la acusación de publicar pretendidas desinfórmaciones y de estar al servicio de maniobras contra intereses españoles. La acusación nos retrotrae a tiempos lejanos que, a pesar de todo, hemos de considerar superados. Las enmiendas a la propuesta española que se tratan de introducir hacen prácticamente imposible que un europeo pida encontrar asilo político en algún país de la Unión y descartan los santuarios para los terroristas de ETA. El solicitante tendría que proceder de un país en el que se hubiera declarado el estado de excepción o hubiese violado las reglas democráticas o ser un caso de persecución política reconocida por la Convención de Ginebra de 1951. ( ... ) Aznar afirma ahora que es exactamente lo que propuso España ante el Consejo Europeo de Dublín. ( ... ) Tiene mala memoria o cree que la tenemos los españoles. ( ... ) Lo que de manera triunfalista se presentó como un éxito diplomático fue la aceptación sin condiciones de la propuesta. No quiere reconocer que se han aceptado rebajas aunque no alteran el fondo. El triunfalismo juega malas pasadas. , 24 de abril