El humanismo fútbolístico
Cantatore ha llevado al Valladolid a lo más alto de su historia con esa teoría
A ocho jornadas del final de la Liga, el Valladolid no deja de soñar. No se ha terminado de celebrar un resultado positivo cuando llega otro que le supera y eso cuando se afirma que el éxito ya está conseguido porque se ha cumplido con el objetivo prioritario de la permanencia. El viaje a la austeridad que emprendió el Valladolid a principios de temporada se puede convertir en una marcha a Europa a poco que se mantenga el rendimiento de los últimos partidos. Detrás de todo ello están dos años de trabajo para redefinir las señas de identidad del club, un regreso a Primera División a través de la Liga de 22, una salvación casi milagrosa y la contratación y posterior renovación del mejor entrenador que el Valladolid haya tenido en su historia, Vicente Cantatore.Cantatore regresó a Valladolid ocho años después de jugar con el club blanquivioleta una final de la Copa del Rey frente al Real Madrid y se encontró con un equipo perdedor, debilitado tras la destitución de Rafael Benítez y enterrado en la última posición de la clasificación. El equipo se salvó y Cantatore tuvo por delante una temporada entera para trabajar con una plantilla muy joven.
Jugadores desechados por otros equipos (como Víctor, máximo goleador, con 15 tantos), otros que estaban de vuelta de todo (como Edu), un central brasileño de 18 años (Julio César). Con eso, y con lo que ya tenía, Cantatore buscaba la permanencia. A ocho jornadas del final, el objetivo es la UEFA y la esencia de todo el factor humano: "La base de la campaña que estamos realizando es el compañerismo que hay en el equipo y que haya sido posible inculcar a los jugadores que para aprender fútbol no hay ninguna universidad, todos han salido del mismo sitio y sólo debes pensar en tus posibilidades", asegura Cantatore, que no habla de tácticas, incluso le fastidia comentar que ha pasado de una defensa de cinco hombres a otra de sólo cuatro porque ahora ya puede correr riesgos.
El técnico chileno ha invertido en Valladolid la tendencia actual del fútbol. La estrategia pasa a segundo plano y practica un humanismo futbolístico del que los primeros beneficiados son los jugadores, "porque si les inculcas algo que tú aprendiste hace mucho tiempo, la satisfacción es mucho mayor". Son seres humanos igual que los jugadores del Madrid o del Barcelona, aunque haya diferencias entre las plantillas, pero nosotros hemos salido de una situación muy complicada el año pasado y hemos creado una ambición que no es desmedida. Estamos recogiendo los frutos a través de pensar sólo en nosotros mismos, en lo que somos capaces de hacer y vivimos los partidos en un estado anímico especial", asegura Cantatore.
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