Hemos crecido

A consecuencia de la baja altura a la que se encuentra gran parte de las ramas de los árboles de nuestra ciudad, mi padre sufrió una herida en un ojo cuando paseaba, alrededor del mediodía, por la calle de Toledo, en el tramo comprendido entre la puerta de Toledo y la glorieta de las Pirámides, aproximadamente a la altura del cruce con el Pasillo Verde. Inmediatamente, se desplazó a un centro médico de urgencias, donde fue atendido por un médico oftalmólogo.La lesión, afortunadamente, parece no tener demasiada importancia, aunque viene acompañada de las molestias habituales derivadas del hecho de tener un ojo herido y, por prescripción facultativa, llevarlo tapado (sensación de vértigo, inseguridad al caminar, enrojecimiento del ojo útil por el sobreesfuerzo, incapacidad para conducir ... ) durante, lo que de momento son, 72 horas.

Como ya sabrán, y según se desprende de estudios demográficos, la media de altura del pueblo español ha aumentado bastante en los últimos anos, pero les aseguro que mi padre, que hoy cuenta 58 años, no pertenece a estas generaciones y, evidentemente, ya no se encuentra en edad de crecimiento... Quiero significarles con esta observación que, como habrán podido ustedes deducir, él no es muy alto.

Lógicamente, no voy a ser yo la que les indique cuál es la manera de proceder a este respecto, ya que forma parte de su competencia y responsabilidad, pero convendrán conmigo en que es absolutamente peligroso caminar por las calles con ramas a la altura de la cara como si estuviéramos en la selva y, desde luego, han de saber que los madrileños no estamos dispuesto a optar por la solución de gatear o pasear con escafandras por ésta nuestra maravillosa ciudad como salida a este problema. Queremos disfrutar de nuestros árboles sin considerarlos zonas de máximo riesgo.

Es, por tanto, absolutamente imperativo que, cuanto antes, se acabe con esta situación innecesaria de todo punto, para así evitar que a cualquiera de nuestros conciudadanos un hecho de esta naturaleza les cueste más de lo que, hasta ahora, parece que le ha costado a mi padre.-