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BARCELONA

Savia nueva

Marca / Barrera, Barroso, RamírezNovillos de José Luis Marca, gachos y de juego cambiante durante la lidia.

Antonio Barrera: aviso y silencio; oreja. Francisco Barroso: aviso y silencio; oreja. Alberto Ramírez: aviso y silencio; aviso y aplausos. Los dos últimos, nuevos en esta plaza.

Plaza Monumental, 13 de abril.

Un cuarto de entrada.

El escalafón novilleril, contra lo que se pueda creer, está muy vivo. Lo que ocurre es que como a veces quien más torea no es el que más vale, se crea una cierta confusión. Ayer quedó demostrado que la savia nueva existe. Y eso que la novillada de Marca, excesivamente gacha, no se prestó más que en ciertos momentos a las florituras en uso. Las reses fueron casi todas mansas en varas, tuvieron más genio que bravura y sólo en contados pasajes se prestaron al lucimiento.

No hubo sorpresa con Antonio Barrera en su quinta actuación en la Monumental, porque ya es sabido el valor y la decisión de este joven diestro. Tanto en el primero como en el cuarto se fue a porta gayola, aunque ninguna de las dos largas afaroladas le saliesen limpias. Intervino con variedad en numerosos quites y con la muleta, y aunque pareciese necesitar constantemente de los "apuntadores" desde el callejón, estuvo muy valeroso. El genio de su primero lo desbordó un tanto. El cuarto tenía mayor dosis de nobleza y Barrera comenzó su trasteo de rodillas, siguiendo con sus mejores muletazos de la tarde. Con el novillo quedándose cada vez más corto, él se aceleró un tanto, pero como terminó, entrando con arrojo, de una contundente estocada, pudo cortar la primera de las dos orejas de la tarde.

Un torero de verdad

Francisco Barroso causó una excelente impresión. No es torero para la galería, pues torea de verdad, se queda muy quieto, se coloca bien y embarca a los novillos con temple y mando. A pesar de tanta verdad, le costó algo calentar al público en su primero.El quinto, que había manseado en varas, acabó entregado en la muleta, aunque en la corta distancia se moviese menos. Barroso lo había lanceado a la verónica también con hondura e inició su faena con varios estatuarios sin enmendarse, para seguir torerísimo con ambas manos. La faena fue algo a menos en la corta distancia, pero dejó muy buen sabor de boca y, después de pinchazo y estocada, cortó la segunda oreja del festejo.

Alberto Ramírez lleva en esto menos tiempo que Barroso (debutó con caballos hace sólo unos meses) y, por tanto, está menos hecho, pero es un interesante proyecto de torero. Tiene buen gusto y clase en su quehacer, posee valor natural, y su toreo, menos macizo que el de Barroso, tiene temple, suavidad y armonía.

Ramírez toreó de forma excelente al natural a su primero, pero el novillo también terminó parándose y no hubo fortuna con el pincho. En el sexto, que también se quedó corto al final, hubo torería y excelentes detalles, aunque la sosería de la res restase vibración al muleteo.

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