Nacho Criado expone sus visiones de los sueños
Los sueños transcurren en un "tiempo furtivo", puesto en suspenso, que nos aproxima a la experiencia del vértigo. De esa vivencia nacen las sensaciones que inspiraron a Nacho Criado (Mengibar, Jaén, 1943) la instalación -o "disposición", como él prefiere llamarla- inaugurada en el Centro Gallego de Arte Contemporáneo (CGAC), en Santiago de Compostela. Criado arrastra cierta aureola de radical y nihilista, que él mismo parece alimentar cuando afirma: "En este tiempo de fin de siglo, lo menos que se puede considerar es que uno habita la ruina".
"Es una de las exposiciones de Criado más raras, más visualmente anómalas", dice el comisario de la muestra, Fernando Castro. Criado ha reunido en la misma instalación materiales de hace 18 años junto a "sueños" muy recientes, con piezas escultóricas, fotografías y vídeo.
Una colección de anaqueles de vidrio, escoltada por varias imágenes de Criado, en una de ellas tendido sobre la cama imitando al Cristo de Mantegna, introducen al visitante en una gran sala cuyas paredes están ocupadas por 630 escuadras metálicas de diferentes tamaños. En el suelo, nueve trípodes de topógrafo dan cobijo a otros tantos "sueños", en los que se mezclan tejas, arena, más cristales, conchas de marisco, colillas... y despertadores, haciendo sonar su tic-tac con el volumen ampliado mediante altavoces.
Al margen de modas
A Criado se le ubica normalmente en el arte conceptual, a pesar de sus frecuentes aproximaciones al minimalismo. Él, sin embargo, prefiere reivindicar su "conciencia individual", al margen de modas y movimientos. "No hay compañeros de viaje, uno está sólo", sostiene el artista jienense, "recorremos el camino solos, sin nada que nos justifique y sin necesidad de justificar a nadie". Con todo, advierte que no quiere incurrir en la "pequeña soberbia" de reclamarse original. "Me interesa más el discurso de los detalles que el de la originalidad, siempre es inevitable compartir un tanto por ciento alto con los demás", precisa Criado, quien no cesa de proclamar sus adhesiones literarias, filosóficas, artísticas y musicales: Beckett, san Juan de la Cruz, Giordano Bruno, Gould, Duchamp, John Cage... Confiesa sentirse un artista "incómodo". "Nada que apoyar, nada que objetar, nada que soportar", es el lema inscrito sobre uno de sus montajes fotográficos.La apertura de la exposición de Criado ha coincidido con la difusión de algunas críticas aisladas a la directora del CGAC, Gloria Moure, a la que se acusa de prestar excesiva atención al arte internacional en detrimento de los creadores autóctonos. Moure defiende su gestión: "No tengo por qué justificar nada. Este centro sólo pretende ser un lugar de debate sobre el momento que está viviendo el arte contemporáneo".
Babelia
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