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Reportaje:

La incontinencia urinaria afecta a dos millones de pacientes en España

La dolencia influye en la decisión de ingresar a los mayores en residencias

La incontinencia urinaria, -un síndrome más que una enfermedad- que se define como la pérdida involuntaria de orina afecta a dos millones de pacientes en España. Y de esa cantidad unos 900.000 son mayores de 65 años, según un estudio dirigido por el director de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto Carlos III, José María Martín Moreno.Además revela que las mujeres son las más castigadas: del conjunto de afectados mayores de 65 años el 65% corresponde al sexo femenino. La razón hay que buscarla en su constitución y características fisiológicas. Los factores que predisponen en ambos sexos son la edad, la obesidad y la bronquitis crónica. La incontinencia urinaria -que puede deberse a causas congénitas o adquiridas- tampoco deja en paz a los menores de esa edad, aunque la sufren en menor proporción. Hay un inconveniente añadido: por su carácter "escondido" es complicado diagnosticarla. Según Martín Moreno, "el 35% de los afectados no ha consultado nunca al médico por este motivo". La incontinencia, que no tiende a perpetuarse sino que se comporta cíclicamente, se produce por un incremento desmesurado de la presión en la vejiga o por un fallo de cierre del esfinter.

Entre los elementos que la desencadena están la tos, ponerse de pie, pasear y echarse a reír, y hay situaciones que aceleran el trance: escuchar el sonido del agua o tener contacto con ella, el frío, el estar aproximándose a casa y dejar de orinar para mejor ocasión. Hay seis variedades de incontinencia: la más frecuente, la femenina de esfuerzo, se asocia a la actividad física o movimiento; la enuresis -la siguiente más común- que es la pérdida de orina nocturna durante el sueño; la de urgencia, relacionada con un fuerte y repentino deseo de orinar en la que el paciente es consciente de la fuga; la mixta, que se produce por incompetencia de los mecanismos del esfínter; la que tiene causas neurológicas cuyo origen reside en el sistema nervioso; y la incontinencia por rebosamiento de la vejiga.

Los costes intangibles que trae aparejados son estrés, ansiedad, depresión, inseguridad e irritabilidad, entre otros, según un estudio dirigido por Félix Lobo, de la universidad Carlos III de Madrid, quien constató que también era causa de relaciones sexuales desgraciadas, de miedo a enfrentarse a lo cotidiano y de alteraciones laborales. Incluso, es generalmente un factor muy importante en la decisión de ingresar a los mayores en la residencia.

Los costes económicos directos del síndrome en los mayores de 65 años ascendieron en 1995 a 103.000 millones de pesetas. 321 productos de incontinencia, en especial los absorventes, se llevaron la mayor parte. El gasto sufrirá un fuerte incremento en el futuro por el aumento de la esperanza de vida.

Como prevención, Martínez Agullo del hospital La Fe de Valencia, recomienda disminuir la ingesta de líquidos y graduar la toma bebiendo más por la mañana y reducirla en la comida. El tratamiento es quirúrgico o farmacológico.

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