"Cuando canto mido más de mil metros"

Hilario Camacho (Madrid, 1948), tras cinco años de ayuno discográfico, publica En concierto, un álbum que es algo así como el tarro de las esencias del cantante y compositor madrileño. Camacho -raro, resistente, ensimismado, ajeno a estereotipos y suficientemente volátil como para teñirse el -pelo con reincidencia- es un artista de culto.En concierto es un disco esencial en la carrera de Hilario y también un aperitivo del próximo álbum con temas nuevos. A sus 49 años, tiene cara de niño perplejo y lúcido, pero es un viejo zorro que sabe mucho más de lo que dice: "Yo soy un señor bajito que cuando canta mide más de mil metros". ¿Cómo dices? "Sinceramente, me considero un intérprete muy bueno. Como guitarrista no tanto, pero sí resultón".

No firma manifiestos, no pertenece a grupos de presión, no hace vida social. Simplemente, vive, chatea, ríe, delira. Y compone, por ' supuesto. "Nunca me he sentido más a gusto que ahora. Pero no pretendo en mis canciones explicar demasiado las cosas. Más bien doy claves para que la gente se percate de su propia existencia. Grabar este disco ha sido un placer inefable. Yo soy un tipo libre y libertario. Me solidarizo con muchas cosas, pero no lo voy pregonando por ahí. Lo mío es ser artista". Su talante de inocencia es un engaño: "Parece como que ando distraído y ajeno. De eso nada. A estas alturas tengo cosas muy claras, como la ética, el espíritu, el amor, los sentimientos. Soy mucho más complejo como persona que como artista".

Ha compuesto para María del Mar Bonet, Pablo Guerrero, Luz Casal, Joaquín Sabina, Moncho Alpuente, Cómplices, Viceversa y Martirio. Ha hecho bandas sonoras en cine, teatro y televisión. Compone rodeado de poderosas máquinas cibernéticas: "Y me gusta escribir sobre la vida interior de las personas".