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Los rebeldes zaireños se ciernen sobre la capital de la región de los diamantes

Los tutsis zaireños prosiguen imparables su avance. Ayer se disponían a entrar en Mbuji Mayi, la capital de la región de Kasai, verdadero centro de diamantes del país. "Tenemos entendido que han entrado fuerzas rebeldes. La ciudad está cambiando de manos", dijeron ayer fuentes de las compañías europeas que operan en Kasai, aunque el líder rebelde, Laurent Kabila, aseguró que sus hombres estaban a diez kilómetros de la ciudad. Las tropas de Mobutu Sese Seko se dieron al pillaje y huyeron en vehículos robados sin presentar batalla.

La caída de Mbuji Mayi en manos de los hombres de Laurent Kabila dejará a Lubumbashi, la segunda ciudad del país y capital de la vecina Shaba, la otra gran región minera del país, en una situación militar desesperada. Hay noticias de que algunos de los soldados que la defienden han cruzado la frontera hasta Zambia, pues la ciudad está prácticamente rodeada.La maniobra de Mobutu de colocar a Étienne Tshisekedi, su opositor más aguerrido, como primer ministro llega tarde. No ha logrado frenar el avance de los banyamulengues ni iniciar negociaciones directas con Kabila. El jueves, Tshisekedi ofreció a Kabila varios puestos en su Gobierno y se mostró dispuesto a enviar una delegación a Goma, cuartel general de los rebelde. Hoy, sábado, está prevista una nueva ronda de negociaciones -de segundo nivel- en Pretoria. La anterior no logró resultados alguno. La situación militar no favorece los pactos. Los banyamulengues controlan todos los accesos, incluido el ferrocarril, al norte y este de Lubumbashi. La victoria final está cada vez más cerca.

El régimen de Mobutu parece hoy más decrépito que nunca. Por eso cobra una especial relevancia política la presencia en la zona de 4.500 soldados de EE UU, Francia, Reino Unido y Bélgica, que preparan una eventual evacuación de sus nacionales (hay 7.800 naturales de estos países en Zaire). El régimen de Mobutu ve en estas tropas un elemento hostil, y así lo han hecho saber. "Son una intimidación, pura y simple", declaró un portavoz del dictador zaireño. Los soldados se hallan en Congo, Gabón y en el mar, en aguas internacionales, frente a las costas de Zaire. Entre esta fuerza se encuentra el Nassau, un buque estadounidense con 1.400 infantes de marina.

La presencia de este contingente no sólo preocupa a Mobutu. Los rebeldes tampoco lo ven con buenos ojos. Francia y Bélgica fueron potencias coloniales en la zona y ambas han apoyado al régimen de Mobutu. Francia, en concreto, ha sido hasta muy poco el principal sostén político y militar del antiguo Gobierno hutu de Ruanda, acusado del genocidio de un millón de personas en 1994.El relator especial de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU para Zaire, Roberto Garretón, aseguró ayer en Ginebra que sus colaboradores han identificado la existencia de 40 enclaves con fosas comunes en territorios controlados por los banyamulengues. Garretón calcula que en esas fosas puede haber entre 20.000 y 100.000 cadáveres. Emma Bonino, responsable de Acción Humanitaria de la Unión Europea, ha pedido a los rebeldes que permitan el paso de las agencias humanitarias para recoger refugiados hutus. Kabila ha rechazado rotundamente todas las acusaciones de matanzas hechas contra sus hombres en la zona que controlan (casi un tercio del país) y se ha negado a permitir el uso de los aeropuertos de ese área por temor a que sean empleados con fines militares o de espionaje.

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