Parejas de hecho
Soy un estudiante homosexual con pareja estable desde hace casi dos años. En un futuro no muy lejano tengo intención de iniciar mi vida en común con la persona a la que quiero, adquiriendo conjuntamente una vivienda y compartiendo el día a día, tal y como hacen la mayoría de las personas en España. No pretendo convencer a nadie de que el mío no es un comportamiento fuera de lo normal; me basta con que así lo hayan comprendido las personas de mi entorno a las que quiero y con que se respete mi opción como yo respeto la opción de los demás.Sin embargo, se ha producido una situación de escandalosa discriminación consciente. Ahora resulta que más de 500.000 parejas que viven como tales y como tales disfrutan del compartir con la persona amada no existen ni tienen entidad jurídica, porque un grupo de políticos ha decidido que no es el momento de discutir sobre los derechos de estas parejas. Y lo que es peor: esta discriminación se ejerce sobre un grupo que cumple debidamente con sus deberes. El Parlamento está, entre otras cosas, para regular aquellas situaciones que se van produciendo y quedan fuera de los supuestos recogidos en las leyes vigentes, con lo cual asumimos un cierto desfase permanente en este campo. Pero que ese desfase se imponga conscientemente a toda la sociedad es aberrante. Y más teniendo en cuenta que el reconocimiento de la existencia como entidad legal de las parejas de hecho no supone un recorte de los derechos de nadie y tiene el apoyo de todos los implicados y de muchos que no lo están, que simplemente son solidarios.
Se impone una explicación más que convincente de los grupos que pretenden mantener en la marginalidad social una opción libre. Habrán de explicar por qué se niega a un grupo de ciudadanos la existencia de un cauce legal para luchar por- sus derechos, por la igualdad de oportunidades independientemente de su opción personal. Y sobre todo tendrá que dar razones el partido mayoritario, que, cobardemente, no se quiso manifestar sobre su intención de voto hasta el último momento, pero después de votar negativamente se reservó el iniciar "en ocasión más adecuada" la tramitación que hoy no le parece oportuna.
A mí no me van a engatusar con el caramelito cuando falte un mes para las próximas elecciones generales, y trataré de que las personas de mi, entorno que me quieren tampoco se dejen engañar. .
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