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Canje de habilidades a cero pesetas

Grupos alternativos crean un sistema de intercambio de servicios para no depender del dinero

Jara confecciona almohadas decorativas. Javier se ofrece para cuidar plantas o animales domésticos. Isabela hace traducciones de inglés, francés y catalán. Javier, recados en bicicleta. El precio por cada servicio: cero pesetas. "Esto es lo que he esperado toda mi vida, es ideal para salirse un poco del sistema", comenta una socia de El Trueque, cooperativa de intercambio de bienes y servicios de Madrid. En algunos países estas asociaciones existen desde hace más de 10 años. En España acaban de empezar.El Trueque de Madrid surgió hace dos años. Fue el primer sistema de intercambio en España y logró más de 200 socios. Ahora está en una fase de transición. Se ha desmembrado en pequeños grupos de barrio, con no más de 50 miembros. Danny Wagman, un norteamericano afincado en Madrid, fue el encargado de difundir por España la idea que aprendió en Inglaterra. "En una asociación de intercambio hace falta la cercanía para que los socios se conozcan personalmente, se cree una confianza mutua y una relación amistosa".

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Gente de toda clase

El objetivo de estas asociaciones es conseguir el intercambio de trabajos, conocimientos, habilidades y objetos entre personas sin que intervenga el dinero: masajes, clases de cocina e idiomas, acompañamientos, manualidades, bricolaje, tareas de la casa, asesoramiento dietético, reparaciones de coches o electrodomésticos, lecturas, jardinería, agricultura ecológica, ayuda a la tercera edad, enseñanza, objetos de segunda mano y alojamientos.

"No se trata de ofrecer cualquier cosa, sino lo que realmente tenga una demanda. Un masaje que te sale por 2.000 o 3.000 pesetas en el mercado, con el sistema del intercambio te puede salir por dos horas de clases de inglés", explica Jordi Bigas, periodista y ecologista interesado en la iniciativa. Pero la independencia total del sistema monetario no es del todo posible. En la mayoría de los grupos hay que pagar una pequeña cuota de inscripción -unas 1.000 pesetas- para sellos, teléfono y fotocopias.

Pere Subirana ha formado La Troca en Vilafranca del Penedés (Barcelona). Son 25 socios y llevan cuatro meses en marcha. "Cuantas más cosas encuentras en el sistema, menos necesitas el dinero para acceder a ellas", explica. En España se han creado asociaciones así en Ibiza, Vitoria, Bilbao, Tenerife y Ávila.

El concepto de asociación para el trueque o intercambio multilateral de bienes y servicios a nivel local nació en Canadá en 1983 como Local Exchange Trading System (LETS). Ahora existen más de 100 sistemas LETS en Norteamérica, Australia, Nueva Zelanda, Gran Bretaña, Irlanda, Dinamarca, Holanda, Alemania, Francia, Noruega, Suecia, y unos pocos en el Este de Europa. Inglaterra ha experimentado el mayor crecimiento, con casi 500 en los últimos dos años.

Aunque no se utiliza la unidad monetaria, sí hay una medida orientativa. "La nuestra es el Iris. Una hora de trabajo significa 20.000 Iris", explica Subirana. Una vez terminado el trabajo, las dos personas implicadas informan a la cooperativa de los vales intercambiados. Subirana resume las ventajas: "Con este sistema aumenta la actividad de la gente, que puede hacer lo que le gusta. Hay un mayor acceso a bienes y servicios, no hay que pagar un impuesto de autónomo, y da dignidad a las personas en paro o jubiladas". Y continúa: "Se integra a las personas y se crea una relación de comunicación y amistad que no se da con el dinero. En definitiva, se crea una comunidad".

Pero no todo es de color de rosas. "En España la gente aún tiene un poco de reparo. El problema es la mentalidad. Quiere una recompensa por su trabajo. Además le suele costar pedir favores a quienes no conoce. Si no hay por medio un contacto físico y de conocimiento, la cosa no marcha", apunta una socia de El Trueque.

Asociaciones de Alemania, Suiza y Austria ya intercambian servicios entre sí. En España todavía faltan grupos y rodaje. "El proceso está en un estado embrionario", comenta Subirana. Aún así, El Trueque recibe a menudo cartas de agrupaciones del resto de Europa pidiendo información y contactos. Algunos buscan alojamiento para su estancia vacacional en España. A la vuelta a su país, quien desee les podrá acompañar. "En este sistema no existen intereses, ni especulaciones, ni ricos ni pobres. Sólo intercambios", concluye Danny. Él intercambia traducciones del inglés al castellano, además de apaños en bricolaje.

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