El incómodo vecino del sur

A Pedro Castro, el temperamental alcalde de Getafe (143.000 habitantes), se le puso la semana pasada "cara de bobo". No se trata de una apreciación subjetiva, sino de una confesión suya: venía el regidor getafense -del PSOE- de reunirse con su homólogo madrileño, José María Álvarez del Manzano, y la entrevista resultó bien poco fructífera. "Manzano ha condenado al sur para las dos próximas décadas", resumió Castro.Así las cosas, Castro ha optado por promover una Plataforma Vecinal en Defensa del Sur que persigue "destapar" los presuntos abusos ambientales que la capital comete de Villaverde para abajo. Pero Alvarez del Manzano no se ha quedado atrás: "Lo que no tiene explicación es que este hombre haga declaraciones tan demagógicas".

El problema de fondo se llama Perales del Río, un barrio de Getafe de poco más de 5.000 habitantes. Alejado del municipio al que paga sus impuestos, la vida cotidiana de Perales está mucho más pendiente de los distritos madrileños de Villaverde y Vallecas. Y de allí no le han llegado más que plantas de tratamiento de Iodos al aire libre, plagas de mosquitos y ahora la certeza de que el futuro vertedero de la capital les pillará aún más cerca que Valdemingómez.

Castro lo vio claro. Perales, un territorio que le ha sido hostil, podía convertirse en aliado al definir un enemigo común: la capital. Además, estas escaramuzas pueden tomar ahora un nuevo impulso tras la reciente incorporación de IU al Gobierno getafense. Por lo pronto, el nuevo concejal de Medio Ambiente es un hombre de la coalición, que lleva una semana sondeando a ecologistas y vecinos de Villaverde, San Fermín, Orcasitas o Usera para lograr su incorporación a la plataforma. Y el portavoz de IU y ahora primer teniente de alcalde, se permitió en el último consejo de barrio de Perales una maldad: llevarse una foto del portavoz local del PP, José Luis Moreno, "para que los vecinos le conozcan".

El propio Moreno, asistente a la entrevista Manzano-Castro, tiene claro que Getafe se está movilizando con una intencionalidad política.

"Yo recibo a todo el mundo, pero no me podía esperar un trato tan injusto", abunda Álvarez del Manzano. Pero Castro se siente cargado de razones. "Manzano nos vino a decir, en pocas palabras, que la suya es una política de derechos consumados. ¿Que un nuevo vertedero en el sur? 'Ahí es donde ofertan suelo las empresas', me dijo. Y así, todo" . De ésta, Alvarez del Manzano y Castro seguirán siendo vecinos, pero parece claro que no se han hecho amigos.