La moral del piragüista
El INEF no consigue batir la marca de navegación fluvial entre Madrid y Lisboa
No batirán el récord. 58 alumnos y los diez profesores del Instituto Nacional de Educación Física (INEF), que la semana pasada salieron de Madrid en una docena de piragüas rumbo a Lisboa, continúan paleando con pasión por el río Tajo, a pesar de que ya no cumplirán el objetivo marcado: superar el récord de kilómetros navegados entre Madrid y Lisboa. Han tenido que poner pie en tierra demasiadas ocasiones.Ayer salieron de Cáceres. Para llegar allí han sorteado un buen número de obstáculos. El primer día, en el río Jarama, perdieron una canoa y a dos piragüistas, que se quedaron en Aranjuez para intentar rescatar la embarcación. Imposible. Ayer ya comunicaron al resto del grupo que no continuarán.
El siguiente problema surgió, en el recorrido de Malpica de Tajo a Talavera de la Reina. Allí, según contó el pasado martes el coordinador de la expedición, Vicente Gómez, profesor de Actividades en la Naturaleza, vino lo peor: "En este tramo nos encontramos con zonas que sólo tenían una cuarta de agua y no podíamos navegar. Esto nos ha hecho perder la oportunidad de entrar en el Guinnes. En esos trozos no nos quedó otro remedio que ir andando en ocasiones más de un kilómetro con la embarcación a cuestas".
Ahí no acabó todo. Al llegar al Parque Natural de Monfragüe se encontraron con otro impedimento: no podían navegar porque en esta época anidan en el río las cigüeñas y los buitres.
"Por eso tampoco vamos a ganar, porque hay expediciones que lo han navegado", siguió Gómez. "Pero lo más importante es que el grupo se mantiene unido. Hemos conseguido el principal objetivo, que los chicos se organicen, sin rendirse y sin perder la sonrisa", continuó el profesor.
Ni los 40 kilos de peso de cada piragüa, ni las ampollas ocasionadas por los remos, ni las quemaduras del sol, ni las diarreas, ni las alergias han podido con estos deportistas. La moral continúa muy alta. Siguen buscando el oceáno. Las jornadas que tienen por delante, hasta el domingo, que tienen previsto llegar a Lisboa, son las más duras. "Ahora tenemos que remar día y noche. Vamos contrarreloj, pero ya sabemos que es una expedición, no una competición. Lo importante es estar unidos", aseguró el alumno César Fernández.
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