Poquita cosa
Cada vez que Cristina Sánchez montaba el estoque y se perfilaba para entrar a matar, el vecino de localidad entornaba la pestaña y musitaba , filosófico y tristón: "Es tan pequeñita..."Cristina, mujercita frágil, torerita de bolsillo, poquita cosa. Como el protagonista de Currito de la Cruz, la melodramática novela de Pérez Lugín. Con esta visión de debilidad femenina, el vecino de localidad y el público querían hallar una justificación para el torpe manejo de la espada por parte de la muchacha.
Pero Cristina no mata mal por ser poquita cosa. El problema reside en que no domina, en absoluto, a sus enemigos. Y si el toro no termina sometido, es muy difícil conseguir que iguale y meterle bien el estoque. Así le ocurrió en su primero, con el que anduvo despegada, perfilera, tirando líneas. Mantazo va, mantazo viene. Y, como música de acompañamiento, el pasodoble de Domingo Ortega. Ya ve usted.
Ventorrillo / Rodríguez, Vázquez, Cristina
Toros de El Ventorrillo, anovillados, algunos con indicios de afeitado, manejables. 4º, boyante, premiado con vuelta.Miguel Rodríguez: dos metisacas, media perpendicular caída, pinchazo y estocada (aplausos y saludos); pinchazo y estocada (dos orejas); salió a hombros. Javier Vázquez: media pescuecera y cuatro descabellos (aplausos y saludos); estocada delantera,cuatro descabellos -aviso con retraso- y descabello (vuelta). Cristina Sánchez: estocada corta trasera tendida (oreja); pinchazo, estocada tendida, otra delantera tendida -aviso con retraso- y cinco descabellos (aplausos y saludos). Plaza de Toledo, 23 de marzo. Menos de media entrada.
Con el sexto, el único con trazas de toro de verdad, si no hubiera sido porque tenía menos cuernos que un caracol reprimido, tampoco toreó. Encimismo y algún que otro desplante. Y, de nuevo, los problemas para matar.
Gala de dominio
Sus compañeros sí hicieron gala de su dominio. Miguel Rodríguez, en el que abrió plaza, y Javier Vázquez, en el quinto. Rodríguez, a ese primer toro, que tomaba mal la muleta y probaba la embestida, lo llevó muy toreado con la izquierda. Mandó; hizo largo el pase. Así, consiguió corregirle los defectos y pudo, después, torear a placer con la derecha. En cambio, en el excelente cuarto, la faena fue más vistosa y adornada que dominadora. Más relumbrón que toreo.A Javier Vázquez le ocurrió algo parecido. Variado y superficial en el segundo. Pero al quinto le hizo una faena que fue de menos a más. Acabó toreando muy bien, por el pitón izquierdo, a un toro molesto e incierto, que se quedaba y punteaba. Fue la labor más eficaz y torera de la tarde.
Los toros de El Ventorrillo, propiedad de Francisco Medina, sacaron algunos problemitas. Pese a ello, se pudieron torear. Se dio la vuelta al ruedo a un toro que no se empleó en la única vara que tomó, aunque luego embistió con prontitud, fijeza y bondad.
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