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EE UU endurece los requisitos para dar la ciudadanía a deficientes mentales

Una ley norteamericana de 1994 dispensa de tener un buen nivel de inglés y de medir sus conocimientos cívicos e históricos a los inmigrantes muy ancianos con problemas de memoria, a los enfermos de Alzheimer o a aquellos que sufren serios problemas de retraso mental. El Servicio de Inmigración y Naturalización, que ha tardado dos años y medio en elaborar el reglamento de esa ley, puso ayer en marcha nuevas normas que detallan las exenciones con mucho más rigor de lo que se exigía hasta ahora. La medida coincide con el recorte de beneficios y ayudas sociales previsto para los inmigrantes legales que no tengan la ciudadanía.

El Servicio de Inmigración indica que se podrán acoger a la exención aquellas personas con minusvalías que hagan imposible una demostración de su nivel de inglés y de conocimientos cívicos, minusvalías que tendrán que ser certificadas por médicos licenciados en EE UU y especializados. La Administración se reserva el derecho de solicitar una segunda opinión médica si tiene alguna duda sobre la que aporte el interesado y perseguirá enérgicamente los casos de certificados falsos. Y, en principio, nadie debería verse libre de la obligación de recitar las 140 palabras de la declaración de ciudadanía.Para tranquilizar a los alarmados familiares de enfermos mentales o de ancianos internados en residencias que han dejado pasar los años sin preocuparse de obtener la ciudadanía, o sin querer hacerlo por diferentes razones, el Servicio de Inmigración indica que intentará abordar con flexibilidad diversas formas de que los inmigrantes demuestren que comprenden lo que significa ser ciudadano de EE UU. La flexibilidad se traduciría en admitir que haya respuestas con la cabeza y facilitar intérpretes de lenguaje por señas, Braille, entrevistas a domicilio y accesos especiales para minusválidos.

Además, cada examinador deberá tomar la decisión de los casos en los que se puede dispensar a alguien del juramento. The New York Times, que ayer calificaba los requisitos como "una nueva valla para los inmigrantes legales", subraya que a los examinadores no se les exige tener título universitario, aunque la mayoría asegura tenerlo, y que reciben un cursillo de 14 semanas de preparación para su tarea de aplicar el escrutinio sobre los inmigrantes con minusvalías mentales. El Servicio de Inmigración cree que este año habrá 1,8 millones de peticiones, frente a 1,3 millones en 1996.

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