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El cedro

El cedro del paseo de La Habana, ya tristemente famoso, es todo un símbolo del menosprecio de los 'mandamases' capitalinos hacia los árboles, hacia las ruinas históricas, el alma de nuestro pobre y herido 'poblachón manchego' y los sentimientos de los madrileños, cada vez menos ciudadanos, cada vez más súbditos. Aquel odioso los niños hablan cuando las gallinas mean, que amordazó mi melancólica infancia, se aplica hoy desde arriba, ¿arriba?, a los orwellianos adultos que pueblan y van despoblando esta urbe. ¿Para qué sirven, por tanto, las quejas y denuncias de los lectores? Apoyos no le han faltado al cedro en la sección correspondiente de este periódico: don Luis Sánchez contaba que otros vecinos y él habían acudido en solicitud de indulto a Parques y Jardines, donde les tranquilizaron reconociendo que el controvertido cedro era, en efecto, un árbol centenario y 'singular', es decir, protegido. El niño Javier Paz se preguntaba, angustiado, cómo era posible que ajusticiaran a un ejemplar tan antiguo y precioso. A don Valentín Silva le ratificaron en Parques y Jardines la 'singularidad' del cedro, aunque en esta ocasión añadieron un dato ominoso: los técnicos no lo habían visto, de modo que no estaba. incluido en el catálogo de los protegidos. Tan sólo tres días después, don César González publicaba su hermoso y sentido epitafio: todo había acabado.A las acciones inoportunas se suman las omisiones flagrantes. Muerto el cedro, 'no' se acabó la rabia, que crece en muchos barrios, incluido el mío, pues las orugas se están comiendo impunemente nuestros árboles. Se reciben cartas y llamadas de socorro desde diversos puntos de Madrid, y el Ayuntamiento hace oídos sordos. Esta inhibición resulta harto extraña, y hasta sospechosa, pues sabemos que no está motivada por la carencia de personal, medios y máquinas, exhibidos hasta la saciedad durante el otoño e invierno para empresas tan futiles como el imposible intento de erradicar diariamente hasta la última hoja de cada árbol caída sobre calzada y aceras, siempre con enorme estrépito y en horario, inoportuno. Y no nos molestaban aquellas hojas. ¿Por qué ahora, cuando sí nos hace falta, no acuden en nuestra ayuda? ¿Lo tenemos muy mal, queridos Luis, Javier (y su abuelo, y su hermana, que le ayudó a escribir la carta), Valentín, César, amigos todos amantes de la naturaleza. Ya lo teníamos mal antes porque, lo queramos o no, pertenecemos aun pueblo mayoritariamente insensible a la belleza de un árbol o el sufrimiento de un animal, mas ahora ha llegado eso que llaman el progreso (materializado en máquinas poderosas e implacables), se ha exacerbado el ¡semos europeos, casi ná! y estamos perdidos. En este punto, resulta justo y necesario puntualizar que el enemigo irio es sólo el Ayuntamiento. Hace poco, el director de cierto colegio madrileño mandaba talar los árboles dejos patios de recreo, así por las buenas. Los coroneles y las madres superiores organizan, otras, podas salvajes en los recintos arbolados de su cuartel o su convento, y así.

Hay, o quizá debiera escribir hubo, honrosas excepciones. Hace un año, entonaba yo en esta columna las alabanzas de los jardines de Azca como ejemplo de obra bien hecha en medio de los excesos, del hormigón, el asfalto y el acero. Los definía como auténtico oasis urbano, cuidado con esmero y donde los árboles ya casi no dejan ver el bosque de edificios gigantescos. Bulle la vida, hay una eclosión de rosas, de mirlos y no digamos de mariposas-. Pues bien, en estos momentos no osaría mostrarme tan lírico, ya que algo muy gordo, y bastante raro, está sucediendo allí. Resulta que -según me han comentado varios comerciantes de la zona, que frecuento casi a diario- a los dueños, constructores y promotores del Edificio Picasso se les había olvidado (¿quizá no vieron 'El Coloso en llamas?') dotar a su resplandeciente obra de un acceso para bomberos. Ahora parece que se han acordado, de pronto, y están subsanando dicha omisión. Han abierto un inmenso boquete desde la Castellana, han talado árboles, ¿Se trata en verdad sólo de que entren los bomberos cuando sea menester?

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