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Laurent Kabila promete "liberar Kinshasa" mientras la familia de Mobutu huye de Zaire

"Queremos liberar Kinshasa. Kinshasa caerá", aseguró ayer Laurent Kabila, líder de la rebelión de los banyamulengues (tutsis zaireños), ante más de 10.000 seguidores que le aclamaban entusiasmados en Goma (frontera con Ruanda) como nuevo presidente del país. Kabila decretó un alto el fuego de siete días en torno a la recién conquistada Kisangani, la tercera ciudad del país, para permitir la ayuda humanitaria. En Kinshasa, al otro extremo de Zaire, el intento por parte del Parlamento provisional de destitur al primer ministro, Kengo wa Dondo, y los rumores de golpe de Estado hicieron que algunos miembros de la familia del presidente Mobutu Sese Seko comenzaran a abandonar el país.

Muchos vecinos de Kinshasa se temen que ha empezado el principio del fin. Familiares de Mobutu cruzaron el río Zaire y buscaron refugio en la capital de Congo, Brazzaville. La presidenta de la Cruz Roja congoleña, Ida Victorine Nze, no precisó cuántos familiares de Mobutu se habían refugiado en Congo ni dónde se encontraban, "por motivos de seguridad".La supuesta defenestración de Kengo wa Dondo, que llegó ayer a Nairobi, la capital de Kenia, para participar en una reunión sobre la crisis que devora su país, fue anunciada ayer por un responsable de la secretaría del Parlamento. La destitución fue rebatida por el portavoz del Gobierno, Jean-Claude Bie Bie, quien aseguró que el Parlamento de transición no está capacitado constitucionalmente para aprobar una medida semejante. Wa Dondo cuenta con el apoyo de Mobutu, que sufre hemorragias vesicales originadas por un tratamiento de radioterapia intensiva en Mónaco, según informó ayer Le Monde. Wa Dondo no logró cumplir su promesa de "aplastar" la revuelta banyamulenge.

Altos mandos del Ejército se han reunido en secreto en las últimas horas en al menos dos ocasiones para tratar la situación, que consideran dramática. Ayer fueron desplegadas varias unidades al norte de Lubumbashi, capital de la riquísima región de Shaba (antigua Katanga), verdadero pulmón económico de Zaire. Los rebeldes zaireños, que controlan ya las importantes ciudades de Moba y Kalemie, se encuentran a 400 kilómetros al norte de Lubumbashi.

Wa Dondo se entrevistó a principios de esta semana con los embajadores extranjeros. El objetivo era transmitir tranquilidad a la comunidad internacional. Pero esta tranquilidad no existe ni en la calle ni en la Administración. Los rumores de golpe de Estado son cada vez más intensos. Los propios generales intentaron convencer al primer ministro para que no asistiera a la reunión prevista para hoy en Nairobi.

"El régimen está muy amenazado", admitió ayer Bemba Saolona, presidente del Grupo de Aliados de Mobutu y diputado del Parlamento provisional. Su opinión es generalizada. Con Mobutu hospitalizado, las alternativas son escasas. La caída en manos de los rebeldes, el sábado, de Kisangani, situada a 1.200 kilómetros al este de la capital y base de todas las posibles operaciones de reconquista de la quinta parte del país que ya controlan los hombres de Kabila, ha sido un golpe durísimo. Las defensas del Ejército zaireño se desmoronaron como naipes. No hubo apenas resistencia. Es un mal precedente sobre lo que puede suceder en Kinshasa.

Los banyamulengues y sus aliados son vistos por gran parte de la población como libertadores. En Kisangani fueron recibidos con grandes muestras de júbilo. Muchas casas fueron engalanadas con sábanas en apoyo a Kabila y sus hombres. De la foresta que rodea a Kisangani empiezan a emerger decenas de aterrorizados soldados del Ejército de Mobutu que entregan sus armas o se pasan a las filas rebeldes. Ayer lo hicieron unos 300.

La desmoralización es tal que nadie duda de que Kabila podrá tomar pronto Mbuji-Mayi, capital de Kasai Oriental y uno de los centros diamantíferos del país. Si Kabila se hace con el control de de Kasai y Shaba, que hace tiempo viven económicamente al margen de Kinshasa , el ahogo de un régimen corrupto como el de Mobutu estaría asegurado.

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