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El desafío pacífico de un 'Don Quijote' de Belén

En la colina contigua al lugar donde Israel quiere construir el barrio de Har Homa para 6.500 familias judías se han instalado en cinco tiendas de campaña una treintena de palestinos que creen en la resistencia pacífica. Ayer por la noche venció el enésimo ultimátum israelí para que los palestinos abandonaran la protesta. "No nos iremos", decía Saláh Taámeri, una de las figuras más interesantes de la revolución palestina que, de pronto, emerge en el horizonte político con tanta fuerza como el viento que ayer amenazaba con derribar su carpa y hacer trizas la bandera palestina plantada, a la entrada."Quizás me comparen con Don Quijote. No lo sé. Lo único que puedo decir es que no vamos a caer en la trampa israelí de arrastranos a la violencia", declaró Taámeri en el campamento. Taámeri aseguró que su batalla es pacífica. Ese argumento suscita un enigma. Taámeri, un beduino de Belén, guapo y de ojos azules, tiene una especie de leyenda cheguevarista en el mundo árabe. Sus andanzas incluyen la dirección de la batalla de Karame en la que los palestinos, y un simbólico destacamento jordano, infligieron un gran número de bajas entre las fuerzas israelíes que cruzaron el río Jordán el 21 de marzo de 1968.

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A Taámeri, que es uno de los 88 miembros del Parlamento palestino y que ganó su elección en parte porque fue el único político palestino que hizo imprimir sus carteles para la campaña posando con uniforme militar y la boina de los fedayín, se le conoce también por ser el que más vigorosamente impulsa programas de educación, algo que lo conecta con los jóvenes. Tiene carisma. Arafat lo sabe y se dice que está empezando a preocuparse por el detalle. Además, la historia de Taámeri ha capturado la imaginación del mundo árabe desde el día, hace años, que se supo oficialmente que los rumores eran ciertos: la reina Dina de Jordania, la primera mujer del rey Hussein, cortejada en secreto, optó al final por el guerrillero de Belén. Se casaron. Viven en Belén. Nadie ha dicho nunca que no son felices.

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