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Los tanques entran en varias ciudades al sur de Tirana

ENVIADO ESPECIAL Tiendas y oficinas cerradas, calles desiertas, un férreo cinturón policiaco-militar alrededor y miedo entre la población, que se recluye en sus Gasas mucho antes del toque de queda, a las ocho de la noche. Así se puede resumir la situación en Tirana, capital de Albania, donde el estado de excepción proclamado por el presidente, Sali Berisha, el domingo no ha conseguido apagar la insurrección popular en el sur del país. Se habla ya abiertamente de prolegómenos de guerra civil y suenan los timbres de alarma en Estados Unidos y Europa. En varias ciudades del sur del país, los carros de combate ya hicieron aparición ayer.

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Masiva concentración de armas y tropas al sur de Albania para aplastar la "revuelta comunista"

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El Gobierno albanés continúa reforzando con hombres y armamento pesado sus guarniciones sureñas en previsión de un eventual ataque contra la población civil, protagonista de lo que los medios de comunicación oficiales denominan "revuelta comunista". Hasta ocho carros de combate pudo contar ayer este enviado desplazándose desde Tirana hacia la carretera costera que desciende hacia Grecia. El Ejército, según informaciones sin confirmar, está concentrando sus fuerzas en Tepelene, en el interior, entre Valona Gjirokaster, dos de las ciudades cuyas poblaciones, hostiles a Brisha, se han hecho fuertes con armamento robado en arsenales policiales y militares. Dos pilotos que huyeron ayer a Italia en un avión Mig- 15 aseguraron que lo hicieron para no acatar la orden de disparar contra una columna de civiles.

Lo que comenzó siendo un desastre financiero que ha arruinado a centenares de miles de albaneses ha derivado en la peor crisis política de Albania desde la caída del comunismo. Tanto Grecia corno Italia, los dos países más preocupados por la deriva de la revuelta en el país más pobre de Europa, han interrumpido sus servicios (le transbordadores con Albania y multiplicado la vigilancia, de sus fronteras.

Sometidos a un estado de sitio que les impide reunirse y da plenos poderes a la policía, los albaneses han comenzado a preparase para lo peor. La censura de los medios informativos y el virtual bloqueo telefónico del sur del país ha agravado las cosas, porque los rumores crecen incontenibles. Según la cadena de televisión griega SKAI, un policía fue, quemado vivo y "varias decenas de personas" murieron en los enfrentamientos ocurridos en la tarde de ayer en Saranda. "La guerra ha comenzado en Saranda", aseguraba por su parte un periodista de la agencia gubernamental ATA tras recibir un cable con' rumores de movimientos de carros de combate a algunos kilómetros de la ciudad sureña, muy cerca de Corfú, cuya simbólica y ruinosa base naval está en manos de los insurgentes. En Valona, donde ayer murió una niña, continúan. los disturbios.

A medida que la lucha por su supervivencia se hace más crítica, el presidente Berisha se rodea de una guardia pretoriana en los puestos clave del desvertebrado Estado albanés. Tras prescindir esta semana del jefe del Gobierno Alekxander Meksi, uno de sus hombres de confianza en el Partido Democrático (gobernante), que se resistió hasta el último momento a pagar la factura de la descontrolada crisis, Berisha destituyó ayer Al responsable de las Fuerzas Armadas, Sheme Kosova, y lo sustituyó por su más próximo asesor militar, el general Adem Copani. Las especulaciones crecen en Tirana sobre el grado de control real del jefe del Estado sobre un Ejército que en días pasados y en las ciudades sureñas rebeldes (Valona, Qjirokaster, Saranda) ha desertado de los cuarteles y permitido que la población civil disponga dé auténticos arsenales. Fuentes gubernamentales estimaban ayer en 1.200 las armas devueltas por los ciudadanos en varias localidades, después de que expirara un ultimátum según el cual se dispararía a matar sobre todos aquellos en posesión ilegal de armamento.

Entretanto, las tiendas de comestibles se - vacían rápidamente en Tirana -convertida en una especie de frontera entre un norte soñoliento y un sur sublevado- y los precios se disparan. A medida que se acerca el anochecer -el toque de queda se extiende de ocho de la tarde a siete de la mañana- la presencia policial se hace ubicua. El estado de emergencia aprobado el domingo por el Parlamento de virtual partido único que controla el presidente Berisha fija a las tres de la tarde el fin de la jornada laboral, excepto para tiendas y bares, que pueden abrir hasta las seis. El miedo se ha instalado en una ciudad fantasmagórica.

Inquietud internacional

Italia ha pedido "insistentemente en las últimas 48 horas a Berisha que evite que la crisis se traduzca en un enfrentamiento dramático entre Ejército y civiles", informa Peru Egurbide desde Roma. "La gestión de la crisis debería ser dirigida conjuntamente con la oposición e intentar aislar a los elementos extremistas y líderes mafiosos que les guían. Si tal operación fracasara, la responsabilidad tendría que recaer en el Gobierno de Berisha", afirmó anoche el ministro italiano de Asuntos Exteriores, Lamberto Dini. La inquietud internacional crece por momentos. EE UU lamentó ayer que Berisha esté utilizando el estado de emergencia para intimidar a la oposición y la Organización sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) decidió enviar a Albania a Franz Vranitzky, ex jefe del Gobierno austriaco. A la pregunta de si la OTAN debería intervenir en Albania, su secretario general, Javier Solana, declaró que Alianza no es la policía del mundo.

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