La oposición pide un Gobierno de técnicos para pacificar el país
Líderes socialistas, el principal partido opositor, se reunieron ayer con el presidente Sali Berisha para establecer los términos en los que estarían dispuestos a cooperar en la pacificación del país. En la entrevista, que concluyó sin ningún acuerdo y se celebró a instan cias del jefe del Estado, los ex comunistas pusieron como condiciones la sustitución del actual Gobierno interno por uno de expertos y al margen de los partidos; el final del estado de excepción, y la convocatoria inmediata de una mesa en la que figuren represen tantes de todos los partidos para discutirla convocatoria de elecciones anticipadas.Berisha, que al destituir esta semana al, primer ministro Aleksander Meksi había prometido al Parlamento dar voz a la oposición para atajar el caos, advirtió a sus interlocutores que no intentaran tomar el poder por las armas y les pidió que persuadieran a los "terroristas rojos " para que pongan fin a su rebelión.
Por parte socialista encabezó la delegación el secretario del partido, Namik Dokle. El número uno del partido de los antiguos comunistas, el ex primer ministro Fatos Nano, permanece encarcelado desde hace años acusado de enriquecimiento ilícito. Nano, cabeza de la facción más reformista del partido, es el único rival político real del presidente albanés.
La oposición albanesa mantiene un discreto segundo plano en medio del creciente caos del país. El estado de excepción no ha hecho sino aumentar los temores de los adversarios de Berisha, principalmente los ex comunistas, sobre cuál puede ser su suerte en una Albania aislada por la censura y cortada en dos por la insurrección civil de las ciudades sureñas contra el régimen autoritario del acosado presidente. Unidos en un frente de circunstancias denominado Foro Democrático, centristas y socialistas, los grupos principales de la oposición, vienen reclamando unas elecciones generales anticipadas.
Comicios fraudulentos
Desde los comicios fraudulentos del pasado mes de mayo, los socialistas boicotean el Parlamento de Tirana, dominado por los diputados del Partido Democrático del presidente y sus aliados marginales. Fue este dócil Parlamento el que el domingo renovó -en una escena propia de una ficción, repetida hasta la saciedad por la televisión estatal- por, cinco años el mandato presidencial del ex cardiólogo Berisha. Mientras él prometía "proteger y desarrollar la democracia, la libertad y los derechos humanos", su Consejo de Defensa imponía toques de queda, bloqueo de carreteras y censura previa.De "paso previo a una cruda dictadura", calificaba ayer un diplomático occidental las, últimas medidas del Gobierno albanés. En un inequívoco gesto de advertencia, Washington, el mejor aliado de Berisha hasta hace unos meses, ordenó a su embajadora en Tirana, Marisa Lino, no asistir a la sesión de investidura.
