Moscú acusa de espía al capitán que reveló varios accidentes en la flota nuclear rusa
Ya hace más de un año que el capitán retirado Alexandr Nikitin, experto en submarinos atómicos, fue acusado de espionaje por haber escrito un informe sobre los diferentes accidentes ocurridos en la flota nuclear rusa para la organización ecologista noruega Belluna. Nikitin pasó 10 meses en la cárcel, y sólo a finales del año pasado fue puesto en libertad condicional, en espera del juicio que, según todos los especialistas, el Servicio Federal de Seguridad (SFS, el antiguo KGB) no tiene ninguna posibilidad de ganar. Las páginas de solidaridad con Nikitin proliferan en Internet.El informe escrito por Nikitin para Belluna describe las averías que se produjeron en los tres submarinos que se hundieron -hay tres submarinos más en el fondo del océano: dos norteamericanos y otro ruso, hundido por decisión de las autoridades marinas-; las otras averías producidas en los reactores nucleares de los submarinos rusos y, finalmente, las averías importantes en submarinos a consecuencia de las cuales hubo 88 muertes en las tripulaciones.
La primera catástrofe de un submarino ruso se produjo en abril de 1970, cuando el K-8 se hundió en el golfo de Vizcaya, a consecuencia de un incendio. Los detalles del accidente de este barco, que hoy se encuentra a 4.680 metros de profundidad, fueron secretos hasta 1991. El segundo hundimiento ocurrió 16 años más tarde, cuando, al norte de las Bermudas, en el K-219, que regresaba de una misión, comenzó un incendio en la sección donde estaban los misiles. El submarino, que tenía dos reactores atómicos y llevaba a bordo 16 cohetes con cabezas nucleares, se encuentra hoy a 5.000 metros de profundidad. Por último, en abril de 1989, en el mar de Noruega, se hundió el Komsomólets a 1.685 metros de profundidad, famoso por los estudios que se han hecho para tratar de sacarlo a la superficie o de desmontar sus misiles atómicos. Precisamente, Nikitin fue el primero en denunciar que las pruebas preliminares del Komsomólets mostraron que el submarino no podía salir al mar debido a su insatisfactorio estado técnico y a la mala preparación de la tripulación. Como resultado del accidente perecieron 42 personas.
Secretos publicados
El informe le valió a Nikitin la acusación de "traición a la patria" y "entrega de información secreta y supersecreta por dinero". Sin embargo, todos los datos que da Nikitin fueron obtenidos de diversas fuentes legales, concretamente de la prensa rusa y extranjera. El problema para el SFS es que debe demostrar que el informe de Nikitin realmente contiene secretos de Estado y que éstos nunca antes fueron publicados. Hasta la fecha, la acusación no ha podido demostrar nada y por eso aplaza una y otra vez la vista oral.
Las acusaciones de revelar secretos de Estado al "describir reactores nucleares de la tercera generación" es simplemente ridícula, según su abogado Yuri Schmidt, quien tiene en su poder cuatro manuales rusos, de gran tirada, que describen detalladamente esas instalaciones.
El SFS basa su acusación en la resolución número 071 del ministro de Defensa, que nunca ha sido publicada y que ni siquiera ha sido mostrada a la defensa.
Cabe preguntarse por qué el Servicio Federal de Seguridad detuvo a Nikitin sabiendo perfectamente que éste no había cometido delito alguno. Dos son las hipótesis más extendidas: amedrentamiento, para evitar que en el futuro se hagan este tipo de informes, que, según los militares, dañan su prestigio, y venganza por las revelaciones que en su tiempo hizo Nikitin sobre el submarino Komsomólets y/ o contra su suegro, el contraalmirante Yevgueni Chernov.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.