Major se volcó para recaudar fondos en el extranjero para los 'tories'

El primer ministro británico, John Major, se vio personalmente envuelto en la recaudación. de la mayor donación recibida hasta ahora desde el exterior por el Partido Conservador. Apenas instalado en el número 10 de Downing Street tras la defenestración de Margaret Thatcher en noviembre de 1990. Major convocó al ex tesorero tory Alistair McAlpine para encomendarle la tarea de pedir dinero a un multimillonario extranjero. La afirmación figura en el libro de memorias de McAlpine que ayer comenzó a publicar el diario The Times.

Según el periódico, el generoso benefactor que entregó medio millón de libras a los tories no era otro que el armador griego John Latsis. Latsis, un hombre próximo a la junta de los coroneles griegos entre 1967 y 1974, ha sido incluido con frecuencia en la lista de benefactores extranjeros del partido tory, aunque su nombre no figura en el libro de McAlpíne donde re lata sus peripecias como tesorero del partido a lo Iargo de los 15 años que estuvo dirigido por Margaret Thatcher. McAlpine, un excéntrico personaje que escandalizó a los conservadores cuando hace años declaró que el partido necesitaba una cura de regeneración que pasaba por perder las próximas elecciones, milita hoy en las filas del Partido del Referéndum de James Goldsmith, la mayor amenaza de los tories por el flanco derecho. Pero el verdadero impacto de sus acusaciones está en el dramático momento escogido para formularlas.Las dos últimas semanas han sido un penoso vía crucis para los conservadores, que han perdido por goleada una elección parcial y han visto fracasar estrepitosamente la última campaña propagandística contra los laboristas. Desunido sobre Europa, abandonado por antiguos e influyentes defensores, y, lo que es más grave, por un creciente número de electores, la magnitud de la crisis conservadora en vísperas del comienzo, el 7 de abril, de una campaña electoral crucial salpica ya claramente a su líder, John Major. La batalla por sucederle, hasta ahora latente, parece haber estallado a la vista de sus escasas posibilidades de sobrevivir a estas elecciones.

Dentro del propio Gabinete aumentan las voces disidentes sobre cuestiones clave de la política del Gobierno. Al menos dos ministros, hasta ahora entre los más disciplinados, el de Exteriores, Malcolm Rifkind, y más claramente el de Sanidad, Stephen Dorrell, se han declarado claramente euroescépticos y rechazado la posibilidad de que el Reino Unido se sume a la moneda única en 1999. La línea oficial del Gobierno, definida como la política de esperar y ver, es mucho más cautelosa al respecto, aunque el propio Major juega a menudo la carta del euroescepticismo.

Dorrell hubo de retractarse de unas declaraciones hechas el domingo a un programa de televisión e hizo público un comunicado esa misma noche en el que dejaba nuevamente claro su total acuerdo con la línea oficial. Pero su desmentido no logró disipar las dudas en tomo a las verdaderas intenciones de un ministro, hasta ahora sumamente discreto en el tema europeo, que se perfila como la alternativa euroescéptica moderada frente a la línea de extrema derecha del ex ministro tory John Redwood.