El primer ministro chino promete luchar contra la corrupción "caiga quien caiga"
ENVIADO ESPECIAL El primer ministro chino, Li Peng, prometió ayer avanzar en el proceso de apertura y reforma económica emprendido por Deng Xiaoping y revitalizar las deficitarias empresas estatales para impedir el despido de cerca de cien millones de trabajadores, en la apertura de la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional. En un discurso cauto y presumiblemente consensuado con los demás dirigentes, el jefe del Gobierno dijo que se acentuará la lucha contra la corrupción "caiga quien caiga" ,pronosticó un Hong Kong "aún mejor" después de la devolución de soberanía el 1 de julio próximo y tendió un puente para la "reunificación pacífica" con Taiwan.
Li Peng se dirigió a los casi tres mil diputados por última vez antes de dejar obligatoriamente el cargo en 1998. Mencionó una decena de veces el nombre del fallecido patriarca, se mostró más avaro con el de su sucesor y delfín, Jiang Zemin, y silenció el de Mao Zedong, el fundador de la República Popular China, en 1949.El primer ministro centró gran parte de la intervención de casi dos horas en el grave problema de las 100.000 empresas públicas, más de la mitad deficitarias y no pocas al borde del cierre o cerradas por mala gestión, escasez de tecnología o falta de comercialización. Esbozó algunas guías para su saneamiento sin traumas, si bien lo único novedoso fue que este año el Estado piensa concentrar sus esfuerzos ante todo en un millar de ellas.
La ineficiencia de las empresas públicas es el cáncer más grave que China presenta actualmente y cuestiona la validez de la reforma de Deng. Es una cuestión que el país arrastra desde hace una década, aunque de muy difícil solución a no ser que se apliquen medidas quirúrgicas. Pero desaparecido Deng, con el importante congreso del partido comunista previsto para el próximo octubre y el frágil equilibrio de fuerzas, ningún dirigente se siente capaz de aplicar el bisturí.
Li Peng describió, por otro lado, un panorama optimista respecto a la inflación, caballo de batalla de los últimos años que exigió el enfriamiento de la economía china. El alza de precios descendió del 14,8% al 6,1% en 1996. El producto nacional bruto creció el 9,7%.
"El fallecimiento del respetado y querido camarada Deng Xiaoping es una pérdida incalculable ( ... ) bajo la guía de su teoría sobre la construcción de un socialismo con peculiaridades chinas y de la línea fundamental del partido con el camarada Jiang Zemin como núcleo. ( ... ) Unámonos y avancemos para conquistar nuevas victorias en la reforma y la apertura y en la modernización socialista", concluyó Li Peng su largo discurso, interrumpido por aplausos en sólo dos ocasiones, de marcado acento nacionalista: Hong Kong y la injerencia extranjera.
De la colonia británica, que será devuelta dentro de cuatro meses, el primer ministro declaró que China continuará la política de "un país, dos sistemas" formulada por Deng según la cual el capitalismo continuará en el enclave al menos durante los próximos 50 años. "Hong Kong se mantendrá próspero y estable durante mucho tiempo y su futuro será aún más hermoso dijo Li Peng. Respecto a Taiwan, con el que Pekín estuvo a punto de ir a la guerra en 1996, el jefe del Gobierno manifestó que su país quiere relanzar las negociaciones para la "reunificación pacífica" con la isla bajo el principio de una sola China. "Cualquier intento de dividir a China o de separar Taiwan de la patria tropezará con la firme oposición del pueblo chino", advirtió.
Deterioro del orden público
Li Peng admitió el fuerte deterioro del orden público pese a la campaña contra la criminalidad iniciada en abril del año pasado, que ha multiplicado las detenciones y las ejecuciones denunciadas por varias organizaciones internacionales de derechos humanos.
Fue especialmente contundente cuando indicó que se acentuará la lucha contra el juego, la prostitución, la pornografía y la droga, fenómenos que han penetrado en la sociedad china con gran virulencia durante la última década. También fue muy claro cuando habló de la corrupción y la inmoralidad dentro del funcionariado. "Hay que aplicar implacablemente la ley a los corruptos, sea cual fuere su cargo, que abusan de su poder en busca del provecho personal, que aceptan beneficios ilícitos o cometen malversaciones", dijo Li Peng concluyente. Los casos de corrupción, lejos de atenuarse, se acentúan en China a pesar de las detenciones tan espectaculares como la del antiguo alcalde de Pekín hace dos años. Muchas de estas ilegalidades han salpicado de lleno o de cerca a los familiares de los gobernantes, entre ellos al hijo menor de Deng Xiaoping.
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