Bogotá recibe el "suspenso" de EE UU como una bofetada
Como ocurrió el año pasado, la decisión del Gobierno norteamericano de descertificar a Colombia en materia de lucha contra el narcotráfico fue recibida como una bofetada. Para el presidente colombiano, Ernesto Samper, la medida hace de Colombia el "chivo expiatorio" del aumento del consumo de estupefacientes en Estados Unidos.Las palabras de la secretaria de Estado Madeleine Albright fueron mucho más duras de lo que se esperaba: "La decisión es el resultado de la preocupación por la extensa corrupción a los más altos niveles del Gobierno y la renuencia de funcionarios de alto rango a cooperar con nosotros". Tampoco fue bien recibido en Colombia el hecho de que el concepto para México -envuelto en graves escándalos; de narcocorrupción- fue favorable.
En la noche de ayer, durante un acto de condecoración a policías y soldados que han colaborado en la lucha contra el narcotráfico, Samper calificó la decisión norteamericana como "inaceptable", "de,,;moralizante", "injusta", "repugnante" y "discriminatoria". Empezó su discurso en tono suave y fue subiéndolo hasta calificar la descertificación como una "decisión política" que busca debilitar la capacidad de un Gobierno democrático. El tono más enérgico lo utilizó para rechazar las sospechas " sin pruebas ni evidencias" sobre su honestidad.
País paria
En el sector político las reacciones fueron de todos los matices. Fabio Valencia, presidente del Partido Conservador (oposición), aseguró que mientras Samper esté en la presidencia Colombia seguirá siendo un país paria y de nada servirán los; esfuerzos y sacrificios que se adelanten. En el sector económico no había mucho pesimismo a pesar de que EE UU cuenta con la opción de aplicar sanciones. Según varios analistas, la decisión del Gobierno de Bill Clinton tiene más carácter político que técnico y es más contra Samper que contra el país. El ministro de Trabajo aseguró que el interés norteamericano es desestabilizar la democracia colombiana.Aunque el Ejecutivo cumplió casi a pies juntillas las exigencias hechas por el imperio, allí no están contentos. Se acusa a Colombia de negarse a extraditar a los jefes de la droga; se señaló también que la ley de aumento de penas aprobada por el Congreso llegó tarde y los jefes del cartel de Cali pagarán penas muy pequeñas. En la lista de tareas más cumplidas figuran también lo poco o nada que se ha hecho para impedir que los mafiosos sigan manejando el negocio desde prisión y el poco éxito en la erradicación de cultivos ilegales.
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