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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Responso por un Fidel vivo

¿Se puede hacer la biografía de un líder político en activo como si estuviese muerto? ¿Cabe investigar la vida de Fidel Castro recurriendo sólo al montaje de celuloide histórico, como quien exhuma un incunable? En eso consiste, básicamente, el documental norteamericano Fidel Castro: el comandante dedicado a la vida del dictador caribeño, que emite hoy La 2 de Televisión Española (23.30 horas), Un biopic, como los que se dedican a las estrellas de la pantalla ha tiempo desaparecidas, pero sin la ventaja de que se busque a alguien contemporáneo para que interprete el papel protagonista.El formato es de narración en off que recorre la historia personal de Castro desde su nacimiento en la provincia de Oriente, de padre acomodado y madre - sirvienta, con los inevitables toques psicométricos -"nunca superó la ilegitimidad de su nacimiento"-, hasta la, actualidad, en la que, retóricamente, el locutor se pregunta quién es ese ser casi abisal, que resiste en su isla contra todo pronóstico y sigue haciendo mofa de EE UU a sólo 90 millas de Miami.

El texto, que tiene entidad por sí mismo, pues se entendería sin acompañamiento cinematográfico, planea sobre una sucesión de imágenes que alcanzan su mayor interés con el Fidel adolescente y joven universitario, y con ocasión de una viñeta casi cómica en la que Castro imparte doctrinilla a una periodista norteamericana en un inglés muy acentuado, casi como el que se emplearía para hablar con impedidos psíquicos.

El dúo imagen-discurso se ve punteado por las intervenciones de una media docena de expertos -norteamericanos- y conocidos del dictador -cubanos- que tienen en común su condición de críticos o enemigos de la revolución. El más relevante es el español cubanizado Eloy Gutiérrez Menoyo, que habla un castellano de entonación y música caribeña, pero con la ce propia de la meseta.

Ni las intervenciones áulicas, ni la voz narrativa desvelan circunstancia alguna mal o poco conocida de la vida de Castro. La polémica cuestión de si fue antes el huevo o la gallina, si el comunismo de Castro estuvo celosamente guardado desde Sierra Maestra esperando el momento de emerger, o si se debió a la agresión norteamericana, se resuelve dando por sentado que llevaba instalado el marxismo en la mochila.

En el proceso en curso de beatificación de Kennedy se suman milagros a la figura del presidente asesinado, con la teoría de que el promotor de la invasión de Bahía Cochinos e instaurador del embargo, "si hubiera vivido", habría querido normalizar relaciones con Cuba; todo ello sobre la base de un mensaje que le llegó a Castro horas antes de que muriera Kennedy. Aunque toda la crítica que se hace del gallego de La Habana es, sin duda, justa, y uno de los profesores no deja de recordar que Castro siempre quiso lo mejor para su pueblo, no parece todavía propio en Occidente condenar a un acusado sin haberle tomado declaración. A él o a sus allegados. Y no puede decirse que al líder cubano le disguste hablar en público.

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