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El PSOE teme que el 'profesor de la tolerancia' sea un confidente policial

El nuevo plan de choque para erradicar la violencia en los centros educativos fue recibido ayer condudas por el grupo municipal socialista. Este programa, que se pondrá en marcha este mismo curso y que afectará a todos los centros públicos de la región (530.000 alumnos) incluye la creación de un profesor por la tolerancia (véase EL PAIS de ayer). Esta figura coordinará los planes de seguridad escolares y servirá de enlace con la policía, extremo que ha despertado el escepticismo del PSOE. "Debe definirse muy cuidadosamente el papel del llamado profesor de la tolerancia,sus funciones en tareas de fomento de actividades de carácter preventivo y evitando que pueda considerarse un simple informador de la policía", indicó en un comunicado el concejal socialista Rafael Simancas.Para este edil, el plan elaborado desde la Delegación del Gobierno, aunque pone demasiado énfasis en el aspecto policial, es positivo en la medida en que responde a la necesidad de combatir la proliferación de actos violentos juveniles. "De todos modos, no tiene en cuenta la existencia de grupos armados que tienen el objetivo de expandir su ideología de carácter racista, xenófoba e intolerante. Cualquier plan de choque contra la violencia urbana juvenil debe contar con instrumentos eficaces y suficientes para desmantelar dichos grupos", afirmó Simancas.

Agentes escolares

Por otra parte, la iniciativa de crear una policía de colegio ya cuenta con un precedente en San Fernando de Henares (30.000 habitantes). El Ayuntamiento asignó hace un mes a cada uno de los ocho centros del municipio un cabo de la Policía Local, que se encarga de enseñar educación vial y prevención de emergencias y accidentes. La intención es que el próximo curso estos policías trabajen también en el Plan de Prevención de la Violencia Escolar que están preparando las concejalías de Seguridad y Servicios Sociales con objetivos y métodos similares a los del plan de choque. A principio de curso se mandará una carta a cada centro y a su asociación de padres con el nombre del cabo dos de ellos son maestros-, que será el interlocutor de la Policía Local. La implicación de cada agente con su centro dependerá de la dirección y el consejo escolar. A pesar de que el programa acaba de inaugurarse, los cabos ya han intervenido en asuntos de cierta enjundia. Por ejemplo, un policía colaboró con el consejo escolar de un centro para zanjar las amenazas de que eran objeto los alumnos de una clase por parte de otros. El cabo habló con los niños a los que se había agredido para averiguar si eran peleas de chiquillos o existía un trasfondo más grave. Después lo hizo con los padres de los agresores y les informó de los programas para reducir la agresividad de sus hijos.

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