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La Comunidad desea restringir el acceso a las estaciones de esquí

Vicente González Olaya

El Gobierno del PP quiere cambiar la sierra. Para ello ha elaborado el denominado proyecto sobre la conservación y desarrollo de la sierra del Guadarrama, con el que se pretende modificar la actual fisonomía serrana. Los cambios propuestos incluyen la creación de nuevas vías de acceso a Navacerrada, evitar el acceso a las estaciones de esquí de los no practicantes de los deportes de invierno (visitantes, excursionistas, montañeros ... ), prohibir la construcción de chalés de ladrillo visto y con cubierta de pizarra e impedir la ampliación concéntrica de los cascos urbanos.

El proyecto, en fase de documento de trabajo y redactado por la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Regional, comienza por las tres estaciones de esquí.

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De entrada, no las dejará crecer, dado que su ampliación provocaría un enorme impacto ambiental. La avalancha de madrileños en las estaciones, y los problemas que ello genera, lleva al Gobierno a introducir "instrumentos económicos de regulación en los periodos esquiables". Según el proyecto, los visitantes tendrían que pagar, cada vez que suban a la sierra, el aparcamiento, el abono para los arrastres y telesillas y la comida. "Con ello se pretende", dice el documento, "reducir al máximo la posible afluencia masiva de visitantes, muchos de los cuales no llegan a practicar deportes de nieve. Para aquellos otros cuya finalidad es, simplemente, acercarse a la nieve, pueden diseñarse y promocionarse, senderos o pistas alternativas en otras zonas de montaña que permitan diferenciar las actividades de esparcimiento de las deportivas desahogando las áreas de Navacerrada, Cotos y Valdesquí".

El proyecto es una respuesta al Plan de Ecodesarrollo de la Sierra del Guadarrama, aprobado por la Asamblea en 1993 y que nunca llegó a realizarse. El PSOE, que lo elaboró, perdió en 1995 las elecciones y el PP no cree en él.

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En cuanto a los trenes que llevan a las estaciones de esquí, el informe recuerda que Renfe ha dirigido recientemente un escrito a la Comunidad en el que le comunica que se están desarrollando varios estudios sobre "la adquisición de máquinas Diesel que permitirían un servicio continuado, aun con falta de tensión".El plan, sin embargo, no ve con buenos ojos estos deseos de Renfe y reclama Iabores selvícolas en los bordes de la línea de tren" para evitar que la caída de árboles dañe el tendido eléctrico y deje a los ferrocarriles parados. El proyecto propugna, para evitar que el derrumbe de los pinos centenaríos dañe las líneas de tensión de los trenes, "la progresiva introducción de otras especies arbóreas de menor talla adaptadas a la zona, como pueden ser rebollos, serbales o acebos".

La Comunidad, con el fin de aumentar el número de posibles viajeros del tren a la sierra (actualmente, un máximo de 600 a la hora), propone poner en funcionamiento la abandonada estación de Siete Picos e "Instalar vías muertas en las estaciones de Cotos y Siete Picos, que posibiliten la espera de algunas unidades en horas punta". Además, la compra de dos nuevas unidades elevaría el número de viajeros posibles a 1.200 cada 15 minutos.

El proyectó también quiere regular la arquitectura serrana. "No es conveniente ampliar los cascos urbanos, a modo de mancha de aceite, con arquitecturas nuevas que imiten, como cartón piedra, las tipologías tradicionales. Solamente se permitirán pequeñas actuaciones que rematen, y consoliden los cascos históricos".

El documento añade que se prestará especial atención "a los bordes de los cascos urbanos, donde no es conveniente permitir ampliaciones, y sí su recuperación con la creación de paseos y miradores. La delimitación del casco tradicional conlleva la creación de elementos que lo separen o diferencien de los nuevos desarrollos".

El proyecto considera además que no es conveniente que "los nuevos desarrollos se produzcan concéntricamente en torno al núcleo. Los crecimientos deben producirse en aquellas zonas que menos afecten paisajísticamente al casco histórico, así como donde el medio físico sea menos sensible". Se propone el crecimiento en forma de "colonia de hoteles", próxima al casco, pero con algún "elemento separador".

Las nuevas edificaciones se adecuarán en lo posible a la topografía, "no permitiéndose taludes o terraplenes que superen la media de un metro". Deben estar pintadas de colores ocres o de tierras rojas y con un "máximo de dos alturas", incluidos los "semisótanos que sobresalgan más de un metro de las rasantes del suelo". Los tejados no podrán. trazar pendientes de más del 30% (22 grados) y tendrán un vuelo máximo de alero de 45 centímetros. Se evitarán los patios interiores a la edificación. La teja que los cubra debe ser "curva de tonos rojizos" y los muros de las fachadas "serán de piedra o revocos lisos con tonos terrosos, nunca tirolesa o ladrillo visto". Se prohíbe también la utilización del aluminio en los exteriores.

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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