Dos gobernadores mexicanos protegen a un 'narco', según el espionaje de EE UU
El escándalo no amaina. Influyentes políticos y generales en activo sustituyen a los capos de la droga y a simples policías y oficiales en las listas de perseguidos por sus vínculos con el narcotráfico en México. Jorge Carrillo Olea -jefe de la lucha antinarcóticos en la Administración de Carlos Salinas (1988-1994) y hoy gobernador del Estado de Morelos- y Manlio Fabio Beltrones, gobernador de Sonora, han sido señalados por los servicios secretos de Estados Unidos como colaboradores estrechos y protectores del jefe del cartel de Ciudad Juárez, Amado Carrillo Fuentes.
Los dos gobernadores fueron vinculados al narcotráfico en una información publicada ayer por el diario The New York Times. El periódico destaca el desaliento que cunde a ambos lados de la frontera por la impunidad de que gozan los políticos relevantes en México cuando se enfrentan a los tribunales.Las constantes revelaciones sobre la penetración de las mafías del narcotráfico en las estructuras de poder, tras la reciente detención del jefe antinarcóticos, el general Jesús Gutiérrez Rebollo, coincide con el inminente anuncio de la certificación que EE UU concede a los países que, a su juicio, ponen todo su empeño en combatir con tino el tráfico de estupefacientes. Tanto Beltrones -que jugó un oscuro papel en las horas posteriores al asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, en 1994- como Carrillo Olea negaron las graves imputaciones.
El periódico, que cita a informantes "sumamente fiables", afirma que Beltrones ha estado creando un refugio en su Estado para los narcos que transportan decenas de toneladas de cocaína a EE UU. Además, ha mantenido reuniones con prominenetes traricantes y con el hermano del anterior presidente, Raúl Salinas de Gortari, quien presuntamente recibió maletas repletas de dinero para repartirlo entre los políticos involucrados."Me parece un burdo relato de mentiras que lastima y que da lástima", dijo Beltrones el sábado en un comunicado oficial. El gobernador del norteño Estado de Sonora, limítrofe con Arizona (EE UU), enfatizó en su respuesta pública una cuestión que cuenta con una excelente acogida entre la población. El mandatario sonorense asegura que existe una "contracampaña extranjera" contra México en los días previos a la certificación de la Casa Blanca.
Carrillo Olea -un ex militar responsable de la lucha antidrogas durante el sexenio de Carlos Salinas y con dilatada trayectoria en los servicios de seguridad- se halla en el ojo del huracán desde hace semanas. Tras el fallido intento de capturar a Amado Carrillo el pasado, enero, la prensa reveló que el poderoso capo disponía de una lujosa residencia a poco más de un centenar de metros de la Casa de Gobierno, donde despacha el mandatario de Morelos, Estado vecino a la capital mexicana.
The New York Times asegura que Carrillo Olea abría el espacio aéreo para proteger los aviones cargados de cocaína del cartel de Ciudad Juárez. El gobernador de Morelos también rechazó las imputaciones del rotativo neoyorquino.
Pese a todos los escándalos, que demuestran la masiva penetración de los narcos en la clase política mexicana, se prevé que Washington, a pesar de la creciente presión de numerosos congresistas republicanos, no descertificará este año al Gobierno de Ernesto Zedillo.
Las sospechas sobre ambos gobernadores vienen de lejos. Según revela el periódico estadounidense, Beltrones y Carrillo Olea figuraban en una lista negra de 15 personas que la Casa Blanca envió a Zedillo antes de que tomara posesión de la presidencia, en diciembre de 1994. La relación detallaba, a juicio de EE UU, los políticos implicados en el narcotráfico y que no deberían formar parte del Gabinete del presidente electo.
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