Industria proyecta reconvertir la nuclear de Valdecaballeros en central eléctrica de gas
La central de Valdecaballeros, condenada a la paralización en 1984, puede recobrar vida, pero no con tecnología nuclear. El Ministerio de Industria estudia la posibilidad de reconvertir los dos grupos de la proyectada central de la provincia de Badajoz en plantas de producción de electricidad con el gas natural como combustible. Es una solución que se une a la también ideada para la central de Lemóniz, cuyas obras se paralizaron a la vez que las de Valdecaballeros. Las inversiones para el cambio, aún sin cifrar, no serían un obstáculo insalvable, según fuentes del sector.
Valdecaballeros, cuyo cierre definitivo se decidió en 1990, es una de las tres centrales incluidas en los planes para compensar a las eléctricas por el parón (moratoria nuclear) decidido por el primer Gobierno socialista, en 1984. Cuando se paralizaron las obras estaba construido el 70% del primer grupo y el 50% del segundo.Lemóniz (Vizcaya) y Valdecaballeros son propiedad de Iberdrola (la segunda, al 50%) con Sevillana de Electricidad). Sumadas representan 718.000 de los 729.000 millones reconocidos al sector eléctrico como deuda nuclear amortizable hasta el año 2019. Los 11.000 millones restantes corresponden a la central de Trillo 2, que apenas se inició.
Los planes de Industria plantean una interrogante inmediata. No se sabe cómo afectarían al proceso en marcha para la amortización de los más de tres cuartos de billón de deuda nuclear. Valdecaballeros está incluida, junto con la de Lemóniz y Trillo 2, en los planes para convertir en títulos negociables la deuda por inversiones nucleares de las compañías eléctricas que nunca pudieron rentabilizar a causa de la moratoria.
Este proceso pretende sacar del balance de las compañías los 729.309 millones de pesetas de deuda generada por la decisión política de paralizar la puesta en marcha de determinadas instalaciones. Sólo Va[decaballeros representa 340.054 millones de pesetas del total a amortizar.
La operación para eliminar el peso de la deuda nuclear de las cuentas de las eléctricas dio lugar el pasado año a la mayor operación de Europa de conversión de deuda en títulos. La llamada titulización consiste en colocar en el mercado financiero la deuda nuclear en forma de bonos y créditos, a un interés superior al de la deuda pública para darle atractivo.
El proceso provocó un duro pulso entre el Banco Bilbao Vizcaya y el Banco Santander para pilotar la operación. Ganó el BBV. Para las entidades, el beneficio de la operación era nítido. Además de los atractivos tipos de interés, los títulos de la deuda nuclear no se consideran recursos propios,por lo que no cuentan a la hora de ponderar el coeficiente de solvencia de las entidades.
Para atender las obligaciones del crédito y el pago de los intereses, el Gobierno aprobó dedicar el 3,54% de la facturación eléctrica a este fin hasta el año 2019. En 1995, ese porcentaje supuso destinar a la amortización de la deuda nuclear 70.500 millones de pesetas.
No está claro cómo afectaría la puesta en marcha de instalaciones que generaron el agujero nuclear de las eléctricas a los planes para la amortización de la deuda y, por extensión, a la factura eléctrica. En teoría, la utilización plena de los activos requeriría un pago al fondo para la amortización de la deuda equivalente.
Según fuentes de Iberdrola, no es necesario ese pago. La razón es que al cifrar la deuda nuclear no se incluyó el valor de las infraestructuras que ahora pueden ser utilizadas para producir electricidad a base de gas. En cualquier caso, un portavoz autorizado de Iberdrola aseguró que la compañía desconoce cualquier plan ministerial para poner en producción con gas la central de Valdecaballeros.
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