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47º FESTIVAL DE CINE DE BERLÍN

Minghella, Berri, Armendáriz, Becker y Wajda, en las quinielas

La alta calidad del filme La vida en construcción, dirigido por Wolfgang Becker, añadida a que desde hace muchos años el cine alemán no se come una rosca en su feudo, presagian un premio para él esta noche de clausura del festival. Algo así ocurre con Señorita Nadie, dígida por el viejo maestro polaco Andrzej Wajda, muy querido en la Berlinale, pero que sólo ha recolectado últimamente premios consoladores. Junto a ambos, que han cerrado brillantemente el concurso, quedan los fuertes ecos que dejaron las obras del británico Anthony Minghella, el español Montxo Armendáriz y el francés Claude Berri.

Pero nadie sabe a ciencia cierta nada, este año no hay filtraciones y flota por aquí la amenaza de la mala sorpresa, del susto. Por ejemplo, el susto puede saltar de que entre las tres Chinas (continental, Taiwan y Hong Kong) han traído aquí cuatro películas y los dos miembros chinos del jurado seguro que intentan hacer patria, aunque sea a costa de meter en la lista de premios al engendro hongkonés Viva Erótica; la enfermiza, patológica, kafkiano-taiwanesa El río; la correcta película policiaca china continental Vigilancia; ola (formalmente interesante, pero disuasoria por su inconcebible tortuosidad) taiwanesa Cocina, que el pasado sábado echó de la sala cantidades devastadoras de espectadores dormidos. O puede saltar también por el lado del tesón con que siempre convocan en Berlín una película judía. Este año ha sido Bajo los ojos de Occidente.

Boicoteo de estrellas

O puede saltar también como acuse de recibo al boicoteo de estrellas organizado por Hollywood por no haberse sentido mimado este año; y un premio ir a manos de Milos Forman y su hueca y aparatosa El pueblo contra Larry Flynt o las de John Singleton y su no menos hueca Rosewood. A no ser que Jack Lang, en funciones de presidente del jurado, se las arregle para hacer entender a sus colegas de qué demonios va Genealogías de un crimen, el indescifrable galimatías de Raoul Ruiz. Pero, fuera de sustos, el cine, que importa, el que va a quedar, es el de los filmes enunciados al principio: el arrollador El paciente inglés y el conmovedor Secretos del corazón; la hermosa aportación de la actriz Carole Bouquet a la Lucie Aubrác, dirigida por Claude Berri; el fortísimo y cruel triángulo de muchachas adolescentes que Wajda pone en marcha en Señorita Nadie; y la tierna pero amarga, lúgubre pero llena de humor, visión que WolfIgang Becker nos proporciona en La vida en construcción de las crecientes zonas míseras y oscuras del radiante Berlín de ahora mismo. Y lejos, la ucraniana Kira Muratova.

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