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DESAPARECE EL PADRE DE LA NUEVA CHINA

Jiang promete impulsar las reformas de Deng

Destacados miembros de la cúpula dirigente comunista de China enfatizan en estas horas de luto para el país la importancia de la obra de Deng Xiaoping y el compromiso de proseguir la profundización de la reforma económica por él propugnada. Que sean esos elogios un aviso al actual hombre fuerte, Jiang Zemin, contra sus pretensiones de acaparar mayor poder del que ya tiene es algo que él tiempo dirá. En sus primeras manifestaciones públicas tras la muerte de Deng, Jiang prometió ayer impulsar las reformas que su mentor lanzó hace 18 años.

ENVIADO ESPECIAL

"El Partido Comunista de China, el Ejército y los diferentes grupos étnicos del país están determinados a transformar el dolor en fuerza y a mantener bien alta la bandera de la teoría de Deng sobre la construcción del socialismo con características chinas", aseguró Jiang. Esta primera manifestación pública desde la muerte de Deng, el pasado miércoles, se produjo, según la agencia Xinhua, en el transcurso de sendas entrevistas con el presidente de Kazajstán, Nursultán Nazarbaïev, y con Nguyen Tan Dung, miembro del comité permanente del Partido Comunista de Vietnam, los dos primeros mandatarios extranjeros recibidos por el presidente chino.La prensa de Hong Kong destacaba ayer las dificultades que puede tener Jiang Zemin para consolidar realmente su poder dentro del partido. "En la tradición de la China comunitaria, la muerte de un líder ha servido frecuentemente para que otros dirigentes den rienda suelta a sus opiniones", escribe el columnista del South China Morning Post Willy Wo-Lap Lam, una fuente que habitualmente está muy bien informada de lo que se teje en las esferas de poder en China. Apenas han pasado 48 horas de la muerte del pequeño timonel y ya han abierto la boca figuras teóricamente rivales de Jiang Zemin, como es el caso del presidente de la Asamblea Nacional Popular (Parlamento), Qiao Shi, que ha reiterado la necesidad de que continúe la obra de Deng. El día anterior ya lo habían señalado personajes de menor rango, como son los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa, Qian Qichen y el general Chi Haotian, respectivamente.

En sí, unos más y otros menos, el partido no ha restado jamás valor a los éxitos que la política de apertura y reforma económica iompulsada por Deng ha reportado para el país más poblado del mundo, que se ha transformado en apenas 20 años de ser una sociedad rural atrasada y hambrienta en una nación modernizada con gran desarrollo industrial. Tampoco Jiang Zemin, el delfín designado por Deng como sucesor, cuestiona los logros de Deng. Sin embargo, este hombre, que acapara sobre el papel un poder sólo comparable al que tuvo Mao Zedong, se ha encargado en los últimos tiempos, con su clan de colaboradores traídos de Shanghai, donde fue líder del partido, de criticar la corrupción y el fuerte desequilibrio económico entre las regiones costeras y las del interior que ha generado este socialismo con características chinas. Intenta Jiang también crear doctrina propia, queriendo defender más la pureza ideológica y menos los valores materiales del denguismo. Cuando Deng Pufang, el minusválido hijo maayor del fallecido líder, salió el pasado septiembre a la palestra con un escrito para resaltar la validez de la política de su padre, no pocos expertos interpretaron sus manifestaciones como un aviso a Jiang para que no fuera demasiado lejos en sus ambiciones.

Los analistas indican que Jiang no debe dormirse en los laureles y que si quiere sobrevivir tendrá que mover piezas astutamente en las próximas semanas, a fin de encarrilar en beneficio suyo el desarrollo del 15º congreso del partido, el próximo octubre, que puede tener la trascendencia que tuvo el de 1987, cuando se rejuveneció considerablemente el Buró Político y Deng se despojó casi: prácticamente de todos los cargos que hasta entonces acumulaba.

Entre tanto, los gobernantes de China preparan con cuidadoso esmero las exequias del político y se, preocupan muy mucho de que la normalidad no sea rebasada por acciones de exaltación o de manifestación populares, temerosos de no saber dónde pueden desembocar. Es más en provincias que en la capital donde los actos de reconocimiento a la figura del estadista se están produciendo. Así ocurre, por ejemplo, en la sureña Shenzhen, una de las llamadas Zonas Económicas Especiales, en las que la apertura económica se ha desarollado más. También en su pueblo natal, en la provincia central de Sichuan, donde miles de simpatizantes seguían ayer rindiendo homenaje a la memoria de Deng.

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