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México pierde el panel sobre el maíz transgénico frente a EE UU y Canadá

El Gobierno mexicano no logró demostrar científicamente que el grano genéticamente modificado ocasione daños a la salud humana

maiz mexicano
Carlos Elías productor de maíz en la comunidad de Coapan, municipio de Jala, en Nayarit (México). En marzo de 2023.Nayeli Cruz
Karina Suárez

México ha perdido su batalla para vetar el maíz transgénico frente a Estados Unidos y Canadá. Tras más de un año de disputa internacional bajo el amparo del TMEC, el órgano examinador internacional ha publicado el fallo desfavorable a México y a favor de la postura de los Gobiernos de EE UU y Canadá, quienes han defendido que este alimento es inocuo para el consumo de personas y animales. Pese a los meses de negociaciones entre los tres países, las autoridades mexicanas no lograron demostrar científicamente que el maíz genéticamente modificado dañe la salud humana, animal y vegetal. Tras este fallo, México se ve obligado a revertir las barreras a las importaciones de maíz transgénico para consumo humano, si no lo hace, estaría sujeto a sanciones comerciales por incumplir el tratado comercial. “El panel del TMEC estuvo de acuerdo con Estados Unidos en las siete reclamaciones legales, y concluyó que las medidas de México no se basan en la ciencia y socavan el acceso al mercado que México acordó proporcionar bajo los principios del tratado comercial”, anunció este viernes por escrito la representante Comercial de Estados Unidos, Katherine Tai. El Gobierno mexicano ha replicado que, aunque no comparte la resolución de este órgano internacional, respetará su decisión.

El panel ha concluido que las medidas impuestas por México sobre el maíz genéticamente modificado son incompatibles con diversas disposiciones del TMEC y recomendó que México ajuste sus medidas para cumplir con sus obligaciones bajo el tratado. El árbitro internacional ha hecho hincapié en que, si bien México buscó proteger la biodiversidad y la salud pública, no cumplió con las normas científicas y comerciales internacionales requeridas por el tratado comercial de Norteamérica. “México no realizó evaluaciones de riesgo que tomaran en cuenta estándares internacionales. La gestión de riesgo no fue documentada ni se permitió a las otras partes del TMEC comentar sobre las medidas. Las medidas no están basadas en principios científicos relevantes. Las medidas son más restrictivas al comercio de lo necesario”, concluyen los integrantes del panel en su resolución final. El fallo fue emitido el pasado 20 de diciembre, a partir de esa fecha, México tiene 45 días para cumplir con lo estipulado por el árbitro internacional.

Las autoridades de Estados Unidos aseguran que el fallo del panel avala las preocupaciones del Gobierno estadounidense sobre las políticas biotecnológicas de México y su impacto perjudicial en las exportaciones agrícolas estadounidenses. El secretario de Agricultura de EE UU, Tom Vilsack, ha celebrado esta victoria para su país y ha enfatizado que tras la resolución se garantiza el acceso pleno de los productores y exportadores estadounidenses al mercado mexicano. “El enfoque de México hacia la biotecnología no se basó en principios científicos ni en estándares internacionales. Las medidas de México contradecían décadas de evidencia que demostraban la seguridad de la biotecnología agrícola, respaldada por sistemas de revisión regulatoria basados en la ciencia y el riesgo”, abundó el funcionario estadounidense.

El inicio de la controversia comercial entre los tres países por el grano genéticamente modificado se remonta a 2020. Ese año, el entonces presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, decretó el veto del maíz transgénico para consumo humano. La prohibición solo contempla al maíz para uso de tortillas o masa, sin embargo, también incluye una instrucción a las agencias gubernamentales mexicanas de sustituir gradualmente el uso de maíz biotecnológico en todos los productos para el consumo humano y para la alimentación animal, un detalle importante, si se considera que México es el principal comprador de maíz amarillo proveniente de Estados Unidos, utilizado para forraje. En febrero de 2023, el Gobierno mexicano emitió un nuevo decreto con mayor detalle de los alcances del veto. El nuevo documento establece que la prohibición de maíz transgénico afecta, exclusivamente, al grano empleado para consumo humano.

Pese a los cambios en el decreto, la medida logró encender las alarmas del Gobierno estadounidense debido a la tajada de mercado que suponen las exportaciones del maíz estadounidense a territorio mexicano. El año pasado, EE UU exportó más del 40% de su grano a México, un porcentaje equivalente a más de 5.300 millones de dólares en ventas. Así, lo que inició con un puñado de reuniones binacionales a puerta cerrada, escaló, a mediados de 2023, en el establecimiento de un panel internacional, bajo el paraguas del TMEC. Desde el inicio de la controversia comercial, EE UU ha esgrimido que las medidas impuestas en México son incompatibles con el TMEC e impiden que los agricultores estadounidenses tengan acceso al mercado mexicano, así como el uso de herramientas innovadoras para responder a los desafíos climáticos y de seguridad alimentaria. A la demanda estadounidense se sumó, una semana más tarde, Canadá. “Canadá comparte las preocupaciones de Estados Unidos de que México no cumple con las obligaciones científicas y de análisis de riesgos bajo el capítulo de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias del TMEC. Las medidas adoptadas por México no cuentan con respaldo científico y tienen el potencial de perturbar innecesariamente el comercio en el mercado norteamericano”, indicó en ese momento la Administración de Trudeau.

En contraparte, el argumento central del Ejecutivo mexicano para vetar este producto es la protección del maíz nativo y la salud de la población frente a los agroquímicos. En sus alegatos, México citó una multitud de artículos para justificar la prohibición del grano, sin embargo, EE UU y Canadá replicaron que los documentos presentados por el Gobierno mexicano eran irrelevantes y no demostraban los supuestos riesgos del maíz transgénico. A pesar de la derrota que supone este fallo en la arena internacional, el Gobierno de Sheinbaum ha defendido el veto al maíz transgénico iniciado el sexenio pasado. “Nosotros tenemos la obligación principal de que el maíz blanco que se siembra en México no sea transgénico y eso va a quedar en la Constitución. Esa es la mejor defensa que tenemos para la conservación de la biodiversidad y de la salud también”, declaró en noviembre la presidenta Claudia Sheinbaum.

En 2023, México fue el principal comprador del maíz estadounidense y se perfila que este año se mantenga esta tendencia. De enero a octubre de este año, las ventas de maíz a México llevan un crecimiento del 5% respecto a 2023 y ya superan los 4.700 millones de dólares, según los datos del Departamento de Agricultura de EE UU. En toneladas, de octubre de 2023 a septiembre de 2024, México compró más de 24 millones de toneladas de maíz estadounidense, una cifra récord. Las autoridades agrícolas estadounidenses explican que el aumento fue impulsado por factores como la sequía, que redujo la producción mexicana, y una cosecha histórica en Estados Unidos, con una baja en los precios internacionales del grano. Las exportaciones estadounidenses de maíz son principalmente de maíz amarillo —utilizado para forraje—, mientras que México produce principalmente maíz blanco.

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Sobre la firma

Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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