Putin asegura que el fin de la invasión de Ucrania “está cerca”
El mandatario ruso asegura que Erdogan le ofreció un alto el fuego navideño que no prosperó y defiende que sus tropas avanzan en todos los frentes, pero sin aclarar cuándo reconquistarán la región de Kursk
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha asegurado que su homólogo en Turquía, Recep Tayyip Erdogan, le propuso una tregua navideña con Ucrania que no llegó a fructificar. “No me negué, le dije que teníamos que pensar en ello y que les preguntase [a Kiev]. Al día siguiente, el jefe de su régimen [el Gobierno electo ucranio] dijo que no habría tregua”, ha manifestado Putin en su tradicional conferencia de prensa de fin de año. No obstante, el mandatario ha subrayado que a Moscú no le interesa ningún alto el fuego. “No necesitamos una tregua, necesitamos una paz a largo plazo, duradera y respaldada con garantías para la Federación de Rusia”, ha declarado en una conferencia de prensa con periodistas y con ciudadanos que ha durado más de cuatro horas y en la que ha asegurado que el fin de la invasión de Ucrania “está cerca” cuando se encamina a cumplir su cuarto año. “Rusia está más cerca de cumplir sus objetivos en la operación militar especial”, ha asegurado.
“El ejército ruso avanza a lo largo de toda la línea del frente”, ha aseverado Putin. “Las operaciones de combate son complejas y estamos avanzando hacia la resolución de los principales objetivos que nos planteamos al principio de la operación militar”, ha agregado. Sin embargo, sus fuerzas no controlan ninguna capital de provincia que estuviera bajo control ucranio antes de 2022, ni siquiera en Jersón y Zaporiyia, anexionadas sobre el papel aquel año.
Todo el mundo aguarda a que la inminente investidura de Donald Trump como presidente estadounidense desbloquee el estancamiento actual en Ucrania. “Estoy preparado para un encuentro si él quiere”, ha declarado Putin. “No sé cuándo me reuniré con él, hace más de cuatro años que no hablamos”, ha añadido, a pesar de que los periodistas estadounidenses cuentan lo contrario. Según The Washington Post, ambos mandatarios hablaron por teléfono dos días después de la victoria de Trump en las elecciones de noviembre, y uno de los reporteros que destapó el caso Watergate, Bob Woodward, también afirma que los dos líderes han estado en contacto constante desde que el norteamericano dejó la presidencia en enero de 2021.
La incursión ucrania en la región rusa de Kursk del pasado agosto se ha convertido en una piedra en el zapato del Kremlin, aunque Putin se ha mostrado tranquilo. “No puedo ni quiero decir una fecha específica para su liberación […] pero la liberaremos”, ha respondido en la que ha sido una de las primeras preguntas de los periodistas rusos durante la rueda de prensa.
A un par de meses de que la guerra entre en su cuarto año, Putin ha enfocado su discurso en una adhesión total del ejército a su presidencia. Habló de los militares como “nuestros muchachos” y dos ayudantes le rodearon con una bandera que la 155ª brigada de la infantería de marina supuestamente le regaló firmada.
Según el mandatario, los soldados rusos están dispuestos a morir por él si les ordena tomar Kursk inmediatamente. “Los chicos [soldados] podrían escucharme decir [que recuperaran el territorio] en un día o dos, y ellos irían sin importar las pérdidas. Pero así no puede ser”, ha declarado Putin, al mismo tiempo que ha llamado cobardes a los ucranios.
“El señor Boris Johnson, un hombre con un buen corte de pelo, dijo que hay que luchar hasta el último ucranio. Aquí están peleando y pronto se acabarán los ucranios que quieren luchar”, cree Putin. “En mi opinión, pronto no quedará nadie [en Ucrania] que quiera luchar”, ha manifestado.
La restauración de los territorios conquistados es otro problema para el Kremlin. Moscú ha centrado sus esfuerzos en reconstruir Mariupol, ciudad costera clave que aún sigue a medias. Según Putin, “ya han regresado 300.000 personas”, cifra dudosa por lo visto sobre el terreno en una ciudad que en 2022 tenía algo más de 400.000 habitantes y en la que muchísimos edificios están prácticamente vacíos.
Rusia ha restaurado 21.000 “construcciones” en los territorios tomados en Ucrania, unas 1.700 en Mariupol, y prevé recuperar otras 20.000 hasta 2030, ha detallado el presidente ruso. Sin embargo, salvo Mariupol, la recuperación en otras metrópolis es mucho más lenta, pues hay localidades como Avdiivka, Bajmut o Vugledar que fueron reducidas a escombros en los intensos combates urbanos librados en ellas.
Una Rusia idílica
El mismo optimismo que Putin muestra con la guerra contra Ucrania lo ha exhibido con la economía rusa. La propaganda rusa aseguró al inicio de la rueda de prensa que los ciudadanos rusos habían mandado a su presidente más de dos millones de preguntas, muchas, reconocían, conectadas con la vertiginosa subida de los precios. Sin embargo, el mandatario pintó un país que marcha como un tiro. “Rusia se ha vuelto mucho más fuerte en los últimos dos o tres años” que ha colocado a Rusia como “la primera economía de Europa”, ha manifestado.
“Nuestro crecimiento económico suma aproximadamente un 8% en dos años. En Estados Unidos es del 5% al 6%; en la eurozona es del 1%”, ha declarado Putin tomando como base el crecimiento porcentual del producto interior bruto (PIB), el mismo baremo en el que, por comparar, Guyana creció un 43,8% el pasado año, según el Fondo Monetario Internacional. Por otro lado, según los datos oficiales del Kremlin —aunque otros estudios hablan de incrementos de dos cifras— la inflación anual ronda ahora el 9,1%. El crecimiento económico ruso, además, se apoya en gran medida en la fabricación ingente de armas.
El Banco Central de Rusia ha elevado los tipos de interés al 21% en los últimos meses, pero no descarta aumentarlos todavía más debido al incremento de los precios sin control provocado por el enorme gasto militar del Gobierno, tanto para atraer nuevos reclutas como para fábricas de armas. “La situación económica es normal. A pesar de todo, a pesar de cualquier amenaza exterior”, ha respondido Putin, aunque ha reconocido que la inflación es una señal “preocupante” en pleno hundimiento del rublo.
Negociaciones con las nuevas autoridades sirias
La huida a Moscú del exdictador sirio Bachar el Asad también ha puesto en peligro la proyección geopolítica rusa en Oriente Próximo y África. La toma del poder por los rebeldes ha puesto en entredicho el futuro de la base naval de Tartús y el aeródromo de Jmeimin, ambos rusos, en Siria. “Dependerá de que coincidan los intereses con las nuevas autoridades”, ha manifestado Putin.
Los contactos entre ambas partes continúan y Moscú ofrece las bases “para entregar ayuda humanitaria a Siria”, según Putin, que también ha considerado exitosa su campaña militar en el país mediterráneo. “Vinimos a Siria hace 10 años para que no se creara un enclave terrorista allí, como en Afganistán. Hemos logrado nuestro objetivo en general. E incluso aquellos grupos que lucharon contra el régimen de El Asad también sufrieron cambios internos”, ha manifestado el mandatario sobre las mismas facciones a las que su propaganda tildaba como terroristas hasta el día en que huyó el dictador sirio.
De hecho, el Parlamento ha aprobado esta semana una ley que allana el camino para que el Kremlin pueda sacar de la lista de organizaciones terroristas, sin decisión judicial, tanto al movimiento talibán afgano como a la milicia islamista siria Hayat Tahrir al Sham (HTS).
El líder ruso también se ha pronunciado por primera vez sobre el atentado que mató este martes al jefe de las fuerzas de defensa química y biológica de Rusia, Ígor Kiríllov. “Se trata de un acto terrorista, se puso en peligro la vida de muchos”, ha subrayado Putin tras quejarse de no haber escuchado ninguna condena occidental, aunque el Kremlin tampoco ha condenado los mismos atentados cuando han ocurrido en Ucrania en la última década, como el asesinato del coronel de la inteligencia ucrania Maksim Shapoval con un coche bomba en Kiev en 2017.
Putin pintó un momento dulce para Rusia donde sus pocos problemas no son tan graves porque en otros sitios también están mal. “La tasa de natalidad ha caído al 1,41%, es muy baja, pero otros países como Finlandia y Noruega se encuentran en la misma situación”, se excusó durante su charla. “En todo el mundo ven webs porno, es como pedir albóndigas. Tenemos que ofrecer una alternativa que sea más interesante”, respondió en otro momento al hablar de la defensa de los “valores tradicionales”.
El líder ruso también ha abordado la catástrofe ecológica que han provocado en el mar Negro los naufragios de dos viejos petroleros el pasado fin de semana. Pese a que los expertos rusos avisan desde hace años de que su flota tiene más de medio siglo a sus espaldas, Putin ha delegado la responsabilidad en sus capitanes. “Violaron las normas”, ha declarado al mismo tiempo que instó a estudiar el estado de los barcos. “Debemos pensar qué hacer con ellos en el futuro”.
Putin ha insistido durante su discurso en uno de sus nuevos conceptos etéreos, “la soberanía”, como pegamento unificador del pueblo ruso frente a la influencia extranjera. El mandatario aludió a esta idea al recordar que la gente cantaba en inglés en un cumpleaños del excanciller alemán Gerhard Schröder, que posteriormente fue consejero de la gasista estatal rusa Gazprom, con un jugoso sueldo. “La soberanía está en el corazón […] Este sentimiento ha sido erradicado del pueblo alemán”, ha manifestado Putin sobre el hecho de cantar en otros idiomas siendo alemán, y no sobre trabajar para el Kremlin tras dejar la presidencia germana.
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