Trump mantiene contacto con Putin desde que dejó la presidencia de EE UU, según el periodista Bob Woodward
El hombre que destapó el escándalo del Watergate publica ‘War’, un libro sobre los entresijos de la política exterior de Biden en las guerras en Ucrania y Oriente Próximo
El candidato republicano a las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Donald Trump, se ha mantenido en contacto con el presidente ruso, Vladímir Putin, tras su salida de la Casa Blanca en enero de 2021 y ha hablado con él por teléfono al menos siete veces. También, durante la pandemia de covid, en 2020, su último año de mandato, envió al autócrata en secreto varios tests para detectar la infección por coronavirus. Estas son algunas de las revelaciones del libro War, que el reportero Bob Woodward —quien reveló al mundo junto a su colega Carl Bernstein el escándalo del Watergate, que precipitó la dimisión del presidente Richard Nixon— publicará el próximo día 15, y del que el diario The Washington Post, su alma mater periodística, ha divulgado un adelanto. El volumen se centra en dos guerras abiertas durante el mandato de Joe Biden, en Ucrania y Oriente Próximo, y la larga sombra de Trump en la polarización de Estados Unidos.
Según cuenta Woodward, Putin, un hombre con fobia a los gérmenes, aceptó el envío de detectores de la covid, pero aconsejó a Trump que no divulgara lo que había hecho. “No quiero que se lo cuente a nadie porque la gente se va a enfadar muchísimo contigo, no conmigo”.
La relación entre ambos continuó después de que Trump concluyese su mandato y se trasladase a su mansión de Mar-a-Lago en Florida. Una fuente de la residencia cuenta al periodista que el expresidente ordenó a sus ayudantes a comienzos de este año que le dejasen solo en su despacho para poder mantener una conversación privada con el mandatario ruso. La misma fuente apunta que los dos políticos han hablado al menos siete veces a lo largo de los últimos cuatro años, aunque un asesor del candidato republicano, Jason Miller, niega que hayan estado en contacto. En ese tiempo, Rusia ha invadido Ucrania y mantiene su sangrienta agresión; Estados Unidos se ha convertido en el principal apoyo militar del Gobierno en Kiev, y Trump ha presionado a los legisladores republicanos para que rechacen mantener esa ayuda.
El candidato presidencial republicano, que se reunió hace dos semanas por primera vez desde el comienzo de la guerra con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, en Nueva York, sostiene que, de regresar a la Casa Blanca, pondrá fin al conflicto en 24 horas, previsiblemente obligando a Kiev a aceptar las condiciones de Moscú. Al comienzo de la invasión, Trump describió a Putin como “un genio”.
La llamativa sintonía entre los dos quedó de manifiesto desde que Trump ganó las elecciones presidenciales estadounidenses en 2016. Los servicios de inteligencia estadounidenses consideran que Putin ordenó a su Gobierno interferir en aquella campaña en beneficio del republicano y para evitar que ganase la demócrata Hillary Clinton. Trump ha rechazado esa posibilidad después de que el presidente ruso la negara. Una investigación encabezada por el exdirector del FBI Robert Mueller encontró numerosos contactos entre los círculos cercanos a Trump y los del Kremlin, aunque no identificó indicios suficientes para concluir que había existido una conspiración.
Ese tipo de relación entre el mandatario ruso y el candidato estadounidense lleva a Woodward, actual director adjunto emérito del Post y que ha escrito cuatro libros sobre Trump, a lanzar una dura crítica sobre la capacidad del expresidente para repetir mandato: “Trump ha sido el presidente más temerario e impulsivo en la historia de Estados Unidos y está demostrando la mismísima personalidad como candidato presidencial en 2024″, señala en War.
El libro revela también que para octubre de 2022, los servicios de inteligencia estadounidenses, que meses antes habían alertado con precisión sobre los planes rusos de invasión, calculaban que Moscú se planteaba utilizar su armamento nuclear en Ucrania, dada la encarnizada resistencia que sus tropas habían encontrado en el país vecino. Los analistas calculaban en un 50% la posibilidad de que ese paso se materializase. El secretario de Defensa, Lloyd Austin, llegó a llamar a su homólogo ruso, Serguéi Shoigú, para advertirle. Shoigú le replicó, en otra conversación dos días más tarde, que los ucranios planeaban lanzar una bomba “sucia”, que combina los explosivos convencionales con material radiactivo. “No les creemos”, contestó Austin, “no lo hagan”. “Probablemente fue el momento más peliagudo de toda la guerra”, declaraba posteriormente Colin Kahl, antiguo alto cargo del Pentágono, según el libro.
Netanyahu, “un jodido mentiroso”
War también pasa una revista detallada al año de guerra en Oriente Próximo y los esfuerzos de la Administración Biden para evitar que el conflicto en Gaza se extendiera a otros puntos de la región. Entre otras cosas, cuenta cómo el secretario de Estado, Antony Blinken, intentaba evitar una invasión israelí de la ciudad de Rafah, en la frontera con Egipto y la última localidad gazatí que las fuerzas israelíes no habían ocupado. Blinken no tuvo éxito: la ofensiva comenzó en mayo. “Era obvio que Blinken carecía de influencia”, escribe Woodward, según el Post. Después de la entrada israelí en Rafah, el propio presidente estadounidense calificaba al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de “jodido mentiroso”.
Woodward escribe asimismo sobre la decisión de Trump de volver a presentarse a las elecciones, según un resumen de la CNN, con la que el periodista también colabora con frecuencia. En una serie de conversaciones con el senador Lindsey Graham, confidente del exmandatario, el legislador le aconseja que pase página tras su derrota en 2020; unos días más tarde, el candidato le dijo: “He dado un discurso hoy y solo mencioné 2020 dos veces!”, “como si se hubiera contenido muchísimo”, apostilla Woodward. Graham describe en el libro sus impresiones de sus visitas a Mar-a-Lago. “Ir allí es un poco como ir a Corea del Norte”, cuenta el senador. “Todo el mundo se pone de pie y aplaude cada vez que entra Trump”.
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