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VIOLENCIA EN EL PAÍS VASCO

Los partidos de Ajuria Enea afirman la validez del Pacto pese a los graves desacuerdos que los separan

Los partidos democráticos vascos reunidos en Ajuria Enea inauguraron ayer una nueva fase del Pacto, en la que se comprometen a trabajar discretamente y sin límite político alguno en la búsqueda de un final dialogado de la violencia terrorista. Los partidos constataron las profundas diferencias que los separan en cuestiones fundamentales, pero reafirmaron la validez del Pacto. El lehendakari José Antonio Ardanza abrirá próximamente una nueva ronda de consultas para fijar el calendario, establecer las normas de funcionamiento interno y el temario de las comisiones, que trabajarán con discreción para consensuar un "arreglo democrático" que ponga fin a la violencia.

La Mesa de Ajuria se reunirá periódicamente, cada tres meses, para decidir sobre el trabajo de sus comisiones. Pese a constatar sus enormes discrepancias internas en cuestiones como la política penitenciaria, la autodeterminación, la relación de Euskadi con Navarra o el diálogo con el mundo de ETA, los partidos vascos optaron por entrar en la nueva etapa renovando el propósito de no dar por finiquitada la Mesa y reivindicando su liderazgo en la lucha por la paz. "Lo que hoy no es posible, puede serlo mañana", repitió el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, al término de una cumbre en la que las diferencias en la interpretación de lo acontecido en la reunión volvieron a ponerse de manifiesto de manera clamorosa.Para desconcierto de los numerosos informadores que cubrieron el encuentro de casi cuatro horas en Ajuria Enea, Arzalluz ofreció una versión de las posturas adoptadas en tomo a la propuesta presentada por el lehendakari José Antonio Ardanza radicalmente opuesta a la que expusieron los otros cinco dirigentes políticos vascos.

Mientras el presidente del PNV sostuvo que el texto de Ardanza quedó aparcado deliberadamente, sin debate ni votación alguna, a causa de la filtración días antes a los medios de comunicación, el resto de los dirigentes dieron por sentado que la propuesta quedó aprobada "como documento de síntesis", si bien coincidieron en señalar que no llegó a ser sometida a enmiendas.

Algunos de ellos afirmaron incluso que el texto del lehendakari fue aprobado casi por unanimidad, con la única abstención de Carlos Garaikoetxea. El propio presidente de EA confirmó públicamente su voto abstencionista "por cuestiones de forma y fondo" y explicó que a juicio de su partido la propuesta de Ardanza es claramente insuficiente en la medida en que no avanza lo necesario en la búsqueda de una solución política.

Fuentes de la Presidencia del Gobierno vasco suscribieron la versión facilitada por Arzalluz. La confusión terminó por instalarse definitivamente cuando una hora después de la cumbre de Ajuria Enea, en los pasillos de la Cámara vasca el propio presidente del Gobierno autonómico se negó a despejar las dudas de los informadores. "Preguntadlo a los partidos, ahí están los seis, ahora comprenderéis las dificultades de mi labor", respondió el lehendakari.

"Hemos hablado de todo"

La cuestión no es precisamente baladí, toda vez que lo que está en juego es saber si el escrito, que da prioridad al reforzamiento del consenso democrático en esta segunda fase del Pacto, se ha incorporado o no a la doctrina de la Mesa de Ajuria Enea y a su fondo documental. Dadas las divergencias existentes, el texto de Ardanza no adelanta los contenidos politicos de esa solución dialogada de la violencia que se propugna.Ayer, en la comida que siguió a la primera parte de la reunión, los dirigentes vascos -Xabier Arzalluz (PNV), Ramón Jáuregui (PSE-EE), Carlos Iturgaiz (PP), Carlos Garaikoetxea (Eusko Alkartasuna), Javier Madrazo (IU) y Pablo Mosquera (Unidad Alavesa)- hablaron sin reservas de las cuestiones conflictivas, y en su comparecencia ante la prensa coincidieron en otorgar a este hecho un mérito nada desdeñable. "Hemos hablado de todo, sin tabúes de ninguna clase y sin intentar convencernos unos a otros", indicó Iturgaiz.

Al contrario que el resto de los asistentes a la Mesa, Jáuregui restó significación al término "segunda fase" del Pacto y puso el énfasis en el propósito de reconstituir el consenso y el papel de liderazgo. Atribuyó genéricamente a la Mesa la intención de coordinar sus posiciones con las del Ministerio del Interior -"debe existir entre ambos un cordón umbilical", dijo-, pero sus palabras dejaron en el aire la duda de si esta posición es compartida unánimemente.

El compromiso de reunirse en pleno cada tres meses evita, en cualquier caso, la imagen de una Mesa de Ajuria Enea que acaba siendo convocada precipitadamente al albur de los acontecimientos y a la dinámica misma impuesta por ETA.

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