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Un 'comando' integrista mata a 33 campesinos tras prender fuego a sus casas en una aldea argelina

La guerrilla integrista asaltó durante la noche del domingo al lunes una aldea cercana a Argel y asesinó a 33 campesinos después de incendiar sus casas. El ataque se llevó a término en Kerrach, en la provincia de Blida, a menos de 50 kilómetros al sur de la capital, mientras el Ejército gubernamental y las milicias de voluntarios iniciaban una ofensiva en diversos puntos del país contra los rebeldes integristas. El comando, compuesto por medio centenar de personas vestidas con indumentarias afganas, asaltó el pueblo pasada la medianoche, cuando sus habitantes se encontraban durmiendo en sus casas.

Los agresores se introdujeron con todo sigilo por las callejuelas de la aldea, rociaron las viviendas con gasolina y les prendieron fuego, obligando de esta manera a los vecinos a abandonar sus domicilios.Los integristas radicales les esperaban en la calle, apuntándoles con sus armas automáticas. Después dispararon de manera indiscriminada una y otra vez contra los habitantes cuando estos salían precipitadamente de sus casas, en un intento de salvarse de las llamas.

Ocho miembros de una misma familia prefirieron arder en medio del fuego de su vivienda antes que morir a manos de los integristas, aseguraban ayer diversos periódicos independientes de Argel.

Los miembros del grupo islamista iban armados con fusiles de asalto Kaláshnikov, el arma reglamentaria del ejército, pero otros muchos guerrilleros llevaban. objetos mucho más simples o primitivos, como cuchillos, sierras o sables, que emplearon con contudencia contra algunos de los vecinos a o quienes optaron por degollar o cortar la cabeza, según aseguraba el diario en lengua francesa Liberté.

Algunas horas más tarde llegó al lugar de los hechos un destacamento del ejército, avisado por uno de los vecinos, que localizó al grupo de rebeldes originándose as un duro enfrentamiento, en el transcurso del cual los guerrilleros integristas perdieron ocho hombres, mientras que otros 12 resultaron gravemente heridos.

Los miembros del grupo integristas se llevaron con ellos los muertos y los heridos cuando, perseguidos por los militares emprendieron la huida hacia su refugio en las montañas del Atlas de Blida.

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Las informaciones recogidas en la prensa sobre este ataque no hacen, como es usual en estos casos, ninguna referencia a los supuestos muertos o heridos, registrados en el bando del ejército gubernamental, que trata siempre de esconder sus bajas para no desmoralizar a las tropas ni a la población civil.

La sangrienta matanza de esta aldea ilustra por sí misma la trágica situación en la que se encuentra sumida Argelia desde hace dos semanas, tras la decisión del Ejército de pasar a la ofensiva, bombardeando las provincias limítrofes- de Argel, en un intento de pacificar el país y poder celebrar así con tranquilidad las próximas elecciones legislativas, previstas para antes del verano.

Las autoridades mantienen un hermético silencio con respecto a esta ofensiva, que, según fuentes de la oposición, podría haber ocasionado hasta el momento "millares de víctimas".

Sólo en las provincias de Blida y Medea los recuentos oficiosos elevan a 163 la cifra de integristas muertos, la mayoría de los cuales perecieron como consecuencia de las bombas y cohetes incendiarios lanzados desde helicópteros militares. En Kolea, también cerca de Argel, el número de fundamentalistas muertos en una operación similar se eleva ya 83, según aseguraba ayer la prensa local.

Mientras, el Gobierno argelino ha decidido poner precio a la cabeza de los dirigentes y militantes integristas con recompensas que oscilan entre los 2 y los 11 millones de pesetas por cualquier tipo de información que posibilite la detención de los islamistas armados.

Se trata de una oferta generosa y tentadora si se tienen en cuenta que un salario normal de un empleado medio no supera en Argel las 40.000 pesetas mensuales.

Pero es especialmente atractiva si se observa que está dirigida a una sociedad en la que se registra un elevado índice de paro, que supera ya el 28%, según se desprende de un informe facilitado ayer por el Ministerio de Planificación. El citado informe asegura que el 80% de los parados censados tienen menos de 30 años, mientras que las mujeres sin trabajo, representan sólo un 9%.

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