El grave estado de Deng obliga a volver al presidente chino

El presidente de la república y secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh), Jiang Zemin, y el jefe del Gobierno, Li Peng, se han visto obligados a suspender las giras que realizaban por provincias y regresar a Pekín ante el presunto empeoramiento de la salud de Deng Xiaoping, de 92 años y arquitecto de la reforma y apertura económica de China en los años ochenta.Así lo aseguró ayer una fuente próxima al PCCh, quien dijo que Jiang cortó el pasado fin de semana una visita a la sede del partido en Ganzhu, en la provincia central de Jiangxi. Li Peng tuvo también que emprender vuelo de retorno a la capital sin terminar la visita a la fuertemente desarrollada provincia meridional de Guangdong. "Jiang y Li fueron a ver a Deng porque su salud no es buena", informó la fuente que pidió no ser identificada. Sin embargo, otros altos funcionarios prosiguen fuera del país en viajes oficiales.

Las embajadas extranjeras continuaban ayer en Pekín tratando de verificar la veracidad del insistente rumor difundido por empresarios franceses y un diario hongkonés, según el cual el patriarca chino sufrió el pasado jueves un ataque cerebral. Medios diplomáticos han señalado que uno de los barómetros sobre la salud de Deng es conocer el programa de viajes de los principales dirigentes de China.

La última vez que se vio en público al anciano líder fue en febrero de 1994, observando desde su casa de Pekín los fuegos artificiales durante las fiestas del fin de año chino. Deng, que sufre la enfermedad de Parkinson, mostraba entonces un aspecto bastante frágil. Un diario de Hong Kong aseguró a principios del mes pasado que el líder chino había sufrido días antes un ataque cerebral que pudo ser superado con la asistencia de los médicos que le atienden en su casa. Los portavoces oficiales se han apresurado siempre a desmentir los rumores e insisten en que "para un hombre de edad avanzada, su salud es buena". Deng se retiró de todo cargo político a finales de 1990, si bien su influencia persiste todavía entre los dirigentes.