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VIOLENCIA EN EL PAÍS VASCO

Un presunto etarra, hallado ahorcado en su celda de la prisión de Alcalá-Meco

, El presunto etarra José María Aranzamendi Arburu, natural de Elorrio (Vizcaya), de 41 años, que estaba en prisión preventiva por los delitos de pertenencia a banda armada, asesinato y atentado, fue hallado muerto en torno a las siete de la tarde de ayer. El cadáver estaba colgado de una bufanda en una rejilla de ventilación de la celda que ocupaba en la prisión de Madrid-II (Alcalá-Meco), según la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. En su celda se encontró una nota manuscrita en la que el fallecido pedía que se entregaran todas sus pertenencias a su compañero de módulo José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, Josu Ternera. La última muerte de un etarra en prisión se produjo en 1988.Aranzamendi fue detenido por la Guardia Civil el 27 de febrero de 1995 en su localidad natal, junto a Jorge Velasco Linares y María Cristina Balenciaga Arruabarrena. Fueron detenidos como sospechosos de haber ocultado en sus domicilios a miembros del comando Vizcaya. En la misma operación fueron detenidos en Santurzi Rafael Martín Manrique, en Arminza, y a Luis Asensio Alonso. El Gobierno Civil les acusó de realizar labores de apoyo a los integrantes del comando Vizcaya de la banda terrorista ETA, que habían sido detenidos semanas antes.

La Dirección General de Instituciones Penitenciarias ha anunciado la puesta en marcha de una investigación para establecer las circunstancias exactas de la muerte de Aranzamendi, sin aventurar por el momento ninguna hipótesis.

El juez de Instrucción de guardia de Alcalá de Henares (Madrid) procedió anoche al levantamiento del cadáver y se ha hecho cargo de las investigaciones, mientras que la Brigada de Policía Judicial hizo una inspección en la prisión. Para hoy está previsto que se practique la autopsia para tratar de determinar las causas del fallecimiento.

Según fuentes de Interior, Aranzamendi acudió a mediodía de ayer al comedor de la prisión, sin que nadie apreciara nada extraño. Tras el almuerzo no se le volvió a ver, lo que hizo pensar que había decidido quedarse en su celda a estudiar o a leer, como hacía frecuentemente. Sobre las siete de la tarde, cuando el funcionario de servicio en el módulo realizaba el recuento rutinario, descubrió el cuerpo del recluso colgado de la rejilla de ventilación. A través de los agujeros, había introducido una cuerda y había anudado a ésta una bufanda.

Medios penitenciarios han indicado que el recluso recibía "tratamiento psiquíatrico frecuente" por sufrir ansiedad y depresión. En los últimos días se mostraba taciturno y cabizbajo, aunque participaba en las actividades de un taller de carpintería y recibía visitas periódicas de su familia. En la nota manuscrita no existe ninguna referencia al suicidio, pero es "un indicio sospechoso" el hecho de que pidiera que se entregaran todas sus pertenencias al ex dirigente etarra Josu Ternera, que ocupa la celda contigua a la suya, según fuentes de Interior, desde que fue entregado el año pasado por las autoridades francesas. En la celda se encontraron otras cartas dirigidas a amigos y familiares, pero, aunque se desconoce su contenido, fuentes penitenciarias creen que fueron escritas fechas atrás y que en ellas no hay referencias al suicidio.

Investigación judicial

Instituciones Penitenciarias anunció anoche que inmediatamente se informó a la familia y se inició una investigación a fin de establecer las circunstancias en las que se ha producido este fallecimiento. Al filo de la pasada madrugada, el juez de instrucción seguía en el interior del penal.

La última muerte de un preso de ETA en la cárcel se produjo en marzo de 1988. Mikel Lopetegi Larrarte, según concluyó la investigación, se suicidó en su celda de la cárcel de Herrera de la Mancha. Lopetegi se ahorcó utilizando una sábana retorcida como soga. La autopsia concluyó que la causa de la muerte había sido "asfixia por suspensión", sin que el cuerpo del etarra presentara lesiones externas, salvo un "surco de ahorcamiento" en torno al cuello. Mikel Lopetegi cumplía una condena de 30 años por atentado con resultado de muerte. Estaba además implicado en cinco asesinatos. En aquella ocasión, antes de que se conociera el resultado de la autopsia, HB dictaminó que la muerte del etarra había sido un asesinato.

En 1985, un recluso de ETA político militar-VIII asamblea se ahorcó también en Alcalá-Meco. José Ramón Goicochea Bilbao, de 25 años, dejó una carta a su novia en la que le explicaba el motivo de su suicidio: "No puedo aguantar más".

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