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"Observar a las mujeres es la mejor clase de teatro", afirma Bob Hoskins

El actor británico presenta en Madrid 'El agente secreto'

Elsa Fernández-Santos

Bob Hoskins fue fontanero, portero, marinero y obrero antes que actor. A los 54 años, y después de más de 25 sobre los escenarios, el cómico británico asegura que jamás ha recibido una sola clase de interpretación. "He aprendido a actuar observando a las mujeres", dice. "Para mí el drama tiene que ver con la expresión de lo más íntimo; y sólo las mujeres expresan lo más íntimo con absoluta naturalidad. Me alimento de la realidad, y ver cómo se comportan las mujeres es la mejor clase de teatro que conozco".

, Bob Hoskins, que ayer presentó en Madrid su última película, El agente secreto (que se estrenará el 14 de febrero), es un hombre bajo y compacto. Es una de esas personas que siempre lleva los puños cerrados, e incluso cuando se toca la cabeza pelada -un gesto que repite constantemente- lo hace con las manos apretadas. Su papel en la película de Neil Jordan Mona Lisa le valió el premio al mejor actor del Festival de Cannes de 1986. Aquella interpretación de un violento matón que se enamora perdida y secretamente de una bella prostituta negra ("cambié de arriba abajo el personaje porque me negaba a interpretar a un psicópata que sólo sabía liarse a tortas") fijó el perfil con el que se asocia a Hoskins: el de un hombre hosco y vulgar, capaz no obstante de mirar y amar como el más romántico poeta. "Siempre me ha gustado la gente que no es lo que parece", dice. "Y no creo que los personajes que me ofrezcan sean así. Soy yo quien los hace así"."No es que me empeñe en buscar el lado humano de los personajes, es que todos lo tienen. Hubo un nazi llamado Himmler que mandó matar a millones de personas y que todos los días ponía flores en la tumba de su esposa y lloraba con las películas de Lassie. Si le interpretase, no dejaría de lado ni a las flores ni a Lassie".

Hoskins pertenece a esa raza de actores que planea sin aparente dificultad sobre la difusa frontera que separa la comedia de la tragedia. "Me siento igual de cómodo en cualquiera de los lados, pero para mí son partes de una misma cosa". Y añade: "Sólo desde la comedia la tragedia es verdaderamente trágica y sólo desde lo dramático la comedia es verdaderamente cómica. Y de eso los españoles debéis saber mucho, porque tenéis el mejor ejemplo: El Quijote".Tras el éxito de Mona Lisa, Hoskins trabajó en ¿Quién teme a Roger Rabbit?, Dulce libertad, o Cotton Club. Todas, producciones norteamericanas. "¿Cine europeo, americano o mongol? El cine es de por sí una nacionalidad y yo estoy del lado del cine", afirma rotundo el actor. "Mi sistema de acercarme a los personajes es difícil de explicar. No sé imitar acentos, ni gestos, ni formas de caminar. Me adentro en el cerebro del personaje y sólo desde ahí acaba saliendo el único acento que sé imitar"El último trabajo de Hoskins es el del espía Verloc en El agente secreto, película basada en la novela homónima de Joseph Conrad. El filme también está producido por él. "La novela me fascinó durante mi adolescencia y desde hace cinco años he querido llevarla al cine". En 1936, Alfred Hitchcock realizó Sabotaje, basada en el mismo relato. Para Hoskins la diferencia entre ambas versiones es una: "En Sabotaje la estrella era Hitchcock y aquí la estrella es Joseph Conrad".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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