China da otro paso en su decisión de limitar las libertades en Hong Kong

, El comité preparatorio encargado de la transferencia de la soberanía de Hong Kong del Reino Unido a China y presidido por el viceprimer ministro chino, Qian Qichen, votó, tras dos días de reunión a puerta cerrada en Pekín, casi unánimemente por la abolición o enmienda de 25 leyes de la colonia británica, referidas mayoritariamente a las libertades públicas.Sólo Frederick Fung, presidente de la Asociación para la Democracia y el Pueblo de Hong Kong, votó en contra de la medida. "No estoy de acuerdo porque no veo nada en esas leyes que se contradiga con la Ley Básica", dijo Fung, quien entregó a Qian una nota de protesta contra la reforma legal, que limita, entre otros, el derecho de asociación y manifestación pública. La Ley Básica es la miniconstitución que gobernará la futura región administrativa especial de Hong Kong.

Hubo también 10 abstenciones. Tung Chee-hwa, el hombre que ocupará la vacante que deje el gobernador Chris Patten cuando el próximo 1 de julio se arríe definitivamente la bandera británica, defendió el cambio legal "porque la Ley Básica ya defiende" las libertades de los hongkoneses.

"Después de 1988 seremos los dueños de nuestra propia casa y podremos decidir sobre lo que es bueno para nosotros mismos y para nuestra comunidad", declaró Tung en un claro llamamiento a la paciencia de los 6,4 rnillones de hongkoneses hasta que entre en vigor el Parlamento que salga de las elecciones que se celebrarán ese año en Hong Kong.

Mientras, Qian Qichen, que tiene previsto reunirse con el ministro de Exteriores británico, Malcolm Rifking, en Singapur dentro de unos días, declaró que espera una mayor cooperación del Reino Unido para facilitar la transición. "Espero que la reunión se celebre en una atmósfera constructiva y que haya más cooperación y menos problemas", dijo.

La decisión de abolir o reformar esas leyes ya la tomó el prochino Parlamento Provisional, que sustituirá al actual Consejo Legilativo (Legco) de Hong Kong, y despertó duras críticas en Londres y entre los funcionarios británicos de la colonia, especialmente del gobernador Patten, que la consideró "repugnante".