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Ruiz-Gallardón rechaza una petición del casino para introducir el póquer

José Manuel Romero

Madrid es un coto vedado al póquer. El Gobierno regional ha rechazado la solicitud del Casino de Torrelodones, el único de la Comunidad, para introducir dos modalidades de póquer entre su abanico de juegos. El consejero de Hacienda, Antonio Beteta, que ha comunicado verbalmente esta negativa a los gestores del casino, defiende a capa y espada la promesa electoral de su partido. "No habrá nuevas modalidades de juego en Madrid mientras nosotros gobernemos", comentó.

El argumento del Ejecutivo popular es simple: "No queremos fomentar la adicción al juego entre los madrileños, y cuantas más modalidades de juego existan, más posibilidades hay de que los ciudadanos se enganchen a esta oferta". La cruzada del Gobierno de Alberto Ruiz-Gallardón contra las ludopatías se inició hace un año, cuando el consejero de Hacienda prohibió a las salas de bingo anunciar por televisión "el bingo simultáneo", que ofrecía a los jugadores la posibilidad de conseguir premios multimillonarios en una sola jugada. También censuró algunos de los mensajes publicitarios que los empresarios del sector habían preparado para su difusión en radio y prensa. Así pretendía el Ejecutivo autónomo evitar que el bingazo acabara atrapando a los madrileños.Continuó la ofensiva de Ruiz-Gallardón con una subida del 22% en los impuestos del juego. Tragaperras, bingos y el casino sufren desde el 1 de enero la presión fiscal aprobada por el PP.

El consejero de Hacienda prevé incrementar en 1.500 millones su recaudación anual por este impuesto (de 6.025 millones cobrados en 1996 pretende pasar a 7.525 millones este año). Los propietarios de las máquinas tragaperras pagarán un 30% más (de 42.000 pesetas al ano por cada máquina a 54.600). El recargo sobre la venta de cartones de bingo también subirá del 7,5% al 8,5%. El Casino de Torrelodones, que ya paga 300 millones, deberá abonar este año un 15% más, 45 millones de pesetas menos en su cuenta de resultados. Y no podrá incorporar el póquer para incrementar los ingresos.

Contra el juego clandestino

Ángel María Escolano, director general del casino, se queja: "Pretendíamos ofrecer a nuestros clientes juegos nuevos. Es un atractivo más, porque llevamos 15 años con los mismos juegos y el público se acaba cansando. En conversaciones con la Comunidad de Madrid les hemos solicitado autorización para el póquer de círculo y el póquer de contrapartida, con mucha aceptación en otros casinos españoles. Pero no han aceptado. Seguiremos insistiendo". Escolano ofrece argumentos para convencer a los políticos: "Podía ser una forma de competir y de combatir el juego clandestino. Hay sitios privados de Madrid donde se juega al póquer. Lo saben las autoridades, aunque tienen muchos problemas para actuar, pues el juego está despenalizado".El póquer no figura en el catálogo nacional de juegos permitidos en los casinos. Pero, desde 1994, las competencias sobre ordenación del juego pasaron a las comunidades autónomas y son los Gobiernos regionales los que deciden sobre las nuevas modalidades. Algunas autonomías incluyeron el póquer en sus nuevos catálogos. En Valencia y Murcia, gobernadas por el PP, y en Andalucía (PSOE) las partidas de póquer en los casinos son legales.

Beteta prepara el nuevo catálogo de juegos. "No habrá nuevos juegos. Sólo se incluirán los que ya existen", dice un portavoz de Hacienda.

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En Madrid, pese a la insistencia de los dueños del establecimiento de Torrelodones, los dirigentes regionales, antes socialistas y ahora populares, se resisten. El Gobierno de Leguina tampoco se mostró receptivo a la petición del casino.

La negativa del Gobierno popular no desmoraliza al director general del casino: "Intentaremos hacer entrar en razón a las autoridades, porque el póquer es un juego que está funcionando con normalidad en otras regiones. Y no tiene mucho que ver con la proliferación del juego, que, con buen criterio, preocupa al Gobierno de la Comunidad de Madrid. Hay que satisfacer la demanda de nuestros clientes, pero de manera controlada y sin estimularla".

La última comunidad autónoma en introducir esta modalidad en sus casinos ha sido la andaluza. El Gobierno del socialista Manuel Chaves tomó esta decisión el 2 de agosto pasado. Los responsables del Casino de Torrelodones, que quieren que Ruiz-Gallardón siga el camino de Chaves, piensan que el póquer puede ser un reclamo perfecto para contrarrestar el descenso de público que este local ha experimentado desde 1990. Escolano reconoce que la pérdida de clientes se detuvo en 1996, y confía en "la bonanza económica" que se anuncia para que aumente el número de visitantes.

El Casino de Torrelodones emplea a 300 personas, según datos de 1995, factura en torno a 6.000 millones de pesetas y gana unos 700 millones al año. Los clientes pueden apostar en el black-jack, la ruleta y el punto y banca. Pero no pueden jugar al póquer. Ni podrán mientras gobierne Alberto Ruiz-Gallardón en Madrid.

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