Enorme vaso

En un momento de sinceridad, quizá por haber sido la gota que hizo rebosar incluso su enorme vaso, el ex presidente de la Comunidad de Madrid ha confesado -ante las acusaciones de corrupción contra el ex alcalde socialista de Alcalá de Henares- que el partido "está muy quemado por estos asuntos", que ha faltado control y que "en el PSOE ahora es muy difícil poner la mano en el fuego por alguien".Decir algo tan obvio a estas alturas no sería noticioso, ni siquiera en tan autorizado e interesado testigo como Joaquín Leguina, si no fuera porque hace tan poco que cerca de nueve millones y medio de españoles han mostrado tener un vaso aún más grande, unas tragaderas mayores, volviendo a votar a ese partido, excusándose por pretendidas ventajas económicas o "ideológicas" (¡!), esto es, anteponiendo sus intereses a la moral.

En cualquier país con más experiencia democrática (o, digámoslo claro: con más decencia cívica) muchos de ellos habrían tenido el pudor de abstenerse, votar a un partido afín o crear otro. Pero aquí hay demasiados listillos que le siguen pasando la mano... y el voto (eso sí, aclaran muy dignos, tapándose las narices) al PSOE. Empezando por el mismo Leguina, que después de haber dicho lo que ha dicho, se queda tan pancho en un colectivo tan poco de fiar. Por eso, ni el PSOE se regenerará, ni surgirá una alternativa que les pueda satisfacer, ni el PP tendrá una oposición seria, responsable y fuerte, que le obligue a no caer en parecidos males. ¡Estamos frescos con tantos millones de frescos!-