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'Jueces sin rostro' juzgan sin garantías a miles de reos de terrorismo en Perú

Juan Jesús Aznárez

Un enorme espejo negro iluminado a un lado y la penumbra en el sitial de los magistrados separa a los jueces sin rostro de los reos de terrorismo, juzgados muchos de ellos en Perú en vistas sin público ni garantías procesales. Letrados anónimos, no pocos especializados en asuntos laborales,divorcios o desfalcos, deben pronunciarse sobre acusaciones detraición a la patria, o dictar cárcel con la imputación verbal de un vecino rencoroso. No sorprende, pues, que una parte delos 5.300 presos por terrorismo, detenidos a veces a voleo, según sus defensores, lo sean por una defectuosa aplicación de este sistema judicial de emergencia, creado cuando el maoista Sendero Luminoso había puesto al Estado contra las cuerdas y bombardeaba Lima.El comando del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) atrincherado con 73 rehenes en la residencia del embajador japonés en Lima exige la liberación de 458 compañeros presos, muchos de los cuales ya no quieren saber nada de armas. Se niega a ello el Gobierno, y es improbable a corto plazo una solución pacífica de la crisis.

Amplio margen de maniobra

Abogados consultados por este periódico sostienen que el margen del presidente Alberto Fujimori para proceder a futuras excarcelaciones en el marco de un eventual acuerdo de paz es amplio: unos 3.000 reclusos pueden quedar en libertad, bien sea indultados o con una clemente revisión de sus casos. Fujimori tampoco desconoce lo improcedente de muchas de las sentencias pronunciadas cuando la sociedad peruana sufría en carne propia el terrorismo rural o urbano, fundamentalmente de Sendero Luminoso."Medidas draconianas eran necesarias acá. Y yo no diría que los peruanos estén pidiendo ahora más flexibilidad del sistema judicial en nuestra lucha", declaró el jefe de Gobierno a la revista estadounidense Time. "Las reglas democráticas y los derechos humanos no han sido puestos a un lado en [el estado de] emergencia, aunque algunos errores se cometieron. Por ejemplo, podríamos levantar la ley de jueces sin rostro. Éste es un proceso, pero yo creo que lo más importante es la seguridad ciudadana".

El abogado español nacionalizado peruano Miguel González del Río sostiene que la figura de jueces sin rostro, creada para proteger la vida de los magistrados encargados de juzgar a las miles de personas con cargos de terrorismo, no fue aplicada correctamente en Perú. "Debió haber funcionado un equipo de magistrados dedicados exclusivamente a este tema, que saben hasta por el pestañeo, el léxico de los acusados o por media hora de conversación si son de Sendero, del MRTA o inocentes", dice González, que defiende a presos de esos dos grupos considerados inocentes o arrepentidos por su despacho. "He estado en audiencias en las cuales quien estaba haciendo el interrogatorio en solitario era el secretario".

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