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PROCESO DE PAZ EN ORIENTE PRÓXIMO

Clinton: "Un paso más cerca de una paz duradera"

"No es el momento de bajar la guardia, sino de redoblar nuestro compromiso con la paz". El presidente norteamericano, Bill Clinton, celebró cautelosamente el martes por la noche el acuerdo entre israelíes y palestinos. Consciente de las dificultades que hay por delante y del tiempo que se ha perdido en resucitar anteriores acuerdos logrados por Simón Peres, Clinton evitó la exageración y dijo que el pacto logrado por Yasir Arafat y Benjamín Netanyahu sitúa a todos los directa o indirectamente involucrados "un paso más cerca de una paz duradera en Oriente Próximo". Clinton tampoco perdió la oportunidad de señalar que, "una vez más, las fuerzas de la paz han prevalecido sobre una historia de divisiones".

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La mediación norteamericana ha sido en esta ocasión mucho más activa que en el pasado por las dificultades de la negociación en los últimos cuatro meses, un periodo definido por Dennis Ross, el enviado especial de Clinton, como "una montaña rusa emocional". El compromiso de EE UU, que pasa de ser un intermediario de las negociaciones a convertirse en un depositario y garante de los compromisos adquiridos, se concreta en un memorándum que acompaña al acuerdo de Hebrón y que "realmente es un mapa de carreteras para el futuro", en palabras de Ross.Además de un mapa, el anexo de EE UU, no firmado ni por Netanyahu ni por Arafat, pone de manifiesto la profunda desconfianza que existe entre los dos y lo imprescindible de la mediación de Washington para superar las serias complicaciones que se avecinan, desde la cuestión de los asentamientos hasta el problema de Jerusalén.

No era fácil que el acuerdo hubiera llegado mucho antes. Con las manos más libres que antes de las elecciones de noviembre para ejercer presión sobre Israel, Bill Clinton ha conseguido ahora que el primer ministro Netanyahu se enfrente a la realidad, considere a Yasir Arafat su interlocutor ineludible, y aborde con seriedad los compromisos del anterior Gobierno laborista, que tanto atacó en la campaña electoral que le dio la victoria, en mayo de 1996. Clinton, que habló por teléfono con Netanyahu y con Arafat el martes por la noche, invitó a los dos dirigentes a Washington a corto plazo y por separado, según anunció ayer la Casa Blanca.

Más tarde podrían ir también a la capital norteamericana el rey Hussein de Jordania y el presidente Hosni Mubarak de Egipto -para los que Clinton tuvo palabras de reconocimiento y gratitud por sus esfuerzos-, pero todo esto no significa que haya planes para celebrar una nueva cumbre sobre Oriente Próximo. En palabras de Mike McCurry, portavoz de la Casa Blanca, el objetivo ahora es "construir confianza y franqueza" entre palestinos e israelíes mientras se aplica el acuerdo y se prepara la negociación de los difíciles asuntos pendientes.

En Nueva York, Kofi Annan, secretario general de la ONU, se sumó a las felicitaciones por el acuerdo y expresó su confianza en que el pacto alcanzado "siente las bases de nuevos progresos hacia la total aplicación del proceso contemplado en la Declaración de Principios de Oslo", subrayando de esta forma una crítica implícita por el retraso de Benjamín Netanyahu en asumir el acuerdo entre Yasir Arafat y el asesinado Isaac Rabin.

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En similares términos se expresó el ministro de Exteriores egipcio, Amr Musa, que expresó también su confianza en que el acuerdo con los palestinos sirva para relanzar las negociaciones de paz de Israel con Siria y Líbano.

En Beirut, sin embargo, el pacto entre israelíes y palestinos fue recibido con escepticismo "El presidente Elías Haraui cree que este acuerdo no significa que Israel haya cambiado de postura negativa hacia el proceso de paz en Oriente Próximo", declaró el ministro de Información Basem Sabé. El político expresó su temor a que el acercamiento a los palestinos "se utilice en contra de Líbano y Siria".

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