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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Gangas y rebajas

LA ESPERADA recuperación del consumo se pone a prueba en la actual campaña de rebajas. A juzgar por las declaraciones de los representantes de la patronal de, grandes almacenes e hipermercados, las ventas realizadas en esta ocasión superarían en un 15% las correspondientes a la misma temporada del año pasado, hasta alcanzar los 115.000 millones de pesetas. La "explosión de consumo" que, según esa patronal, tuvo lugar el 22 de diciembre (el día de mayores ventas de todo 1996) era un adelanto de ese resultado. La Confederación Española de Comercio, por su parte, que agrupa a los pequeños y medianos comercios, tampoco ocultaba su optimsmo al respecto, anticipando unas ventas de más de 170.000 millones de pesetas, las mayores desde 1991 en época de rebajas.Tan conveniente como que la materialización de esos resultados sea el preludio de una mayor confianza económica de las familias españolas es que esta primera campaña de Navidad después de la promulgación de la controvertida Ley 7/96, de 15 de enero del pasado año, de Ordenación del Comercio Minorista, se ajuste a las estipulaciones fijadas en la misma para esta categoría de ventas especiales. Si existe lugar para cuestionar algunas Iimitaciones de esa ley sobre la libertad tanto de los comerciantes como de los consumidores, en gran medida comunes a los ordenamientos de los restantes países europeos, no cabe duda de que esa nueva norma puede evitar algunos desafueros que se amparan tras el atractivo en precios de esas ventas especiales. La condición básica que diferencia a las rebajas de las restantes "actividades de promoción de ventas" es la oferta a un precio inferior al fijado con anterioridad en el mismo producto, lo que debería excluir a los productos deteriorados, a los adquiridos con la finalidad específica de ser vendidos a un precio inferior al ordinario y a los que han sido previamente objeto de promoción. Las comunidades autónomas tienen competencias importantes en este terreno para determinar el respeto a la ley, y con ella, los derechos de los consumidores. La o tía gran consideración sugerida en esta ocasión por estas ventas especiales es su carácter de prueba de la recuperación económica y, en todo caso, su percepción por las familias españolas. El ministro de Economía acaba de reconocer que la recuperación económica todavía no ha llegado a todos los hogares españoles y, al término del último Consejo de Ministros, el portavoz hablaba de la intención genérica del Ejecutivo de adoptar medidas durante este primer trimestre para impulsar el consumo privado.La rebaja en las retenciones es, sin duda, una de ellas. Pero faltan más concreciones para saber cómo puede compatibilizarse ese objetivo con la manifiesta incertidumbre que sigue dominando el comportamiento de las familias españolas. Al igual que ocurre en otros países europeos -acabamos de conocer las más preocupantes estimaciones del modesto crecimiento que ha experimentado tanto el consumo como el conjunto de la economía alemana en el pasado año-, la austeridad mostrada por las familias en sus decisiones de gasto se explica fundamentalmente por la incertidumbre que emana de un entorno en el que a la contracción del gasto público, simultánea en la totalidad de los países europeos, y a las manifiestas dificultades para reducir el desempleo se añade la posibilidad de introducir reformas en sectores y mercados, todas ellas en la dirección de reducir privilegios o derechos: de aumentar la inseguridad con que se contempla el futuro más inmediato.

La mayoría de los Gobiernos europeos, incluido el español, no han acertado con la pedagogía política que, más allá de esa genérica oferta europeísta asociada al empeño por conseguir formar parte de la Unión Monetaria, explique la conveniencia de dotar de mayor flexibilidad a las economías y un entorno de estabilidad como el que hoy se percibe. En ausencia de ello, las cautelas con que las familias españolas conducen sus economías no dejan de ser respuestas absolutamente racionales, aun cuando algunas de ellas se lancen en estos días a la búsqueda de alguna ganga.

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