Asistencia, sanitaria irracional
Es triste morir en un accidente de carretera, pero más triste es morir en una ambulancia rebotada de un hospital, enviándola a otro a 100 kilómetros por no pertenecer a una determinada comunidad autónoma.Éste es el caso de Antonio López, fallecido el día 13 de este mes de vuelta al hospital de Talavera de la Reina, que le acababa de rechazar. A Antonio se le diagnosticó un infarto en Arenas de San Pedro (Ávila), localidad que está a 35 minutos de Talavera de la Reina (Toledo) y a una hora y cuarto de Ávila, cuya carretera cuenta con dos puertos con problemas de nieve en invierno, lo cual puede alargar considerablemente el viaje o impedirlo, como ocurría la noche citada, donde el puerto del Pico estaba cerrado.
Resulta que como Talavera pertenece a Castilla-La Mancha y Arenas a Castilla y León, los enfermos de la parte sur de Avila no son bien recibidos en Talavera, y aun estando en estado crítico, como era el caso de Antonio, se les envía a Ávila. Antonio falleció en la carretera, después de ser rechazado en Talavera por no haber camas en la UCI. Y yo me pregunto: ¿se puede dejar de ingresar a una persona en estado crítico? ¿No se puede colocar una cama aunque sea en el pasillo?
¡Cuántas vidas dependen de minutos y, por burocracia, se han de efectuar viajes irracionalmente más largos! Por desgracia, ésta no es la única persona que ha muerto en la carretera camino de un hospital burocráticamente correcto, aunque a mayor distancia. ¿No sería más lógico que ciertas zonas pertenecieran al hospital mejor comunicado, aunque éste se encuentre en otra comunidad?-
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