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El comportamiento como comunicación

En EE UU, un país comprometido a todos los niveles en la batalla antitabaco, está difundiéndose la moda de los puros. (...)Todos los fenómenos sociales pueden ser interpretados, pero hay algunos que deben ser leídos como mensajes explícitos, porque en esos casos quien hace algo lo hace para comunicar una intención. (...) La batalla contra el cigarrillo ha comenzado como una batalla por la salud. (...) Aunque, curiosamente, esta polémica ha prosperado en EE UU entre las clases altas. No se fuma cigarrillos en un restaurante de lujo, pero se fuma en las tascas; ya no fuman (por lo menos en público) los profesores de universidad, los banqueros, los ricos, pero sí siguen fumando los negros, las mujeres de clase social media-baja, los ancianos, los mendigos. Y poco a poco, la diferencia se ha hecho social. El cigarrillo es una cosa para pobres o para las minorías. Ha pasado con los cigarrillos lo que hace tiempo pasó con el tabaco de masticar. (...) Sin embargo, el puro no tiene connotaciones proletarias. El puro es costoso (...) y está asociado en la iconografía popular con el magnate o el hombre del poder. (...) Por eso las clases adineradas fuman puros. Es una manera de estropearse la salud mediante un suicidio elegante, no comporta una muerte barata como los cigarrillos. Y por tanto, la sociedad tolera los puros y, en el fondo, los aprueba.(...) , 22 de diciembre

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