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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una fusión galáctica

BOEING Y McDonnell Douglas unen sus fuerzas para formar el fabricante de aviones más grande del mundo, la operación, anunciada por los presidentes de ambas empresas, se presenta como una fusión empresarial, pero en realidad es una compra. Boeing adquiere McDonnell, gravemente afectada en sus expectativas industriales por su exclusión del proyecto Joint Strike Fighter (JSF), un avión militar extraordinariamente sofisticado, que era el contrato más elevado en la historia de la aviación militar estadounidense. El resultado de la operación será una compañía de tamaño galáctico, con unas ventas de más de seis billones de pesetas, una cartera total de pedidos de casi trece billones y unos 200.000 empleados distribuidos en Estados Unidos.La reflexión inmediata que suscita una operación de tal envergadura es que las empresas de carácter estratégico que han alcanzado una gran dimensión responden a los estímulos de la competencia exterior acelerando los procesos de concentración empresarial mediante fusiones cada vez más complejas y arriesgadas. En el caso de Boeing y McDonnell, está claro que esta unión responde a dos objetivos claros. El primero, evitar que una compañíia como la Douglas, que dispone de tecnología espacial, pueda caer en manos, de accionistas no estadounidenses. El segundo objetivo es hacer frente ala competencia del fabricante europeo de aeronaves civiles, el consorcio Airbus, que compite con éxito en el mercado de grandes aviones de pasajeros.

Esta fusión es manifiestamente contraria a todas las normas de competencia empresarial. Para sortear este incómodo problema, que pone de manifiesto el proteccionismo de las autoridades y empresas estadounidenses cuando la ocasión lo requiere -como en el caso de la fusión de otros dos fabricantes de tecnología aérea y militar, la Lockheed y la Martin-, es más que probable que se recurra a las consabidas "razones de seguridad nacional". La legislación norteamericana básica contra los monopolios permite interpretaciones muy duras o muy flexibles. La Comisión que investigue la fusión recurrirá muy probablemente a la interpretación. flexible si se arguyen razones de seguridad nacional o necesidades de consolidación empresarial. El Pentágono tendrá mucho que decir, y el crecimiento del mercado mundial de transporte de pasajeros, que se triplicará en los próximos dos decenios, es un negocio con atracción suficiente como para olvidar escrúpulos sobre la competencia.

'Nadie se extrañe de tal paradoja entre competencia y concentración; hay otras más chocantes. Intelectuales poco sospechosos de radicalismo como Marvin Harris ya demostraron que la economía de libre empresa en EE UU muestra en realidad una dependencia empresarial elevada de los presupuestos federales, como prueba el caso de McDonnell. En beneficio de las leyes antitruste no debe descartarse, por supuesto, que la Comisión Federal de Comercio o el Departamento de Justicia rechacen la operación. No sería la primera vez. O que dicten una solución salomónica como escindir la compañía resultante de la unión en dos empresas más pequeñas: una para aviación civil y otra para la militar. Pero ambas resoluciones resultarían contrarias a la experiencia reciente y constituirían una sorpresa.

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En términos de competencia con Europa, la unión Boeing-McDonnell es una advertencia a Airbus. La nueva Boeing y el grupo europeo inician una competición descamada para ser el primero en la construcción del gran avión de transporte de pasajeros para las próximas décadas. El ganador se quedará con casi todo.

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